El pez en la luna es el relato de dos personajes, uno de ficción, Cecilia; y uno que se llama a si mismo recurso dramatúrgico pero que también está ficcionalizado, la enfermera. Ambos realizados por la misma actriz. Es decir es un monólogo y no lo es: ya que el despliegue de recursos hace que muchas voces nos estén interpelando, que varios personajes se entrecrucen sin estar personificados obligatoriamente en la actriz. Pero los dos personajes antes mencionados son los que se nos hacen presentes en cuerpo de actriz, de allí que la fuerza narrativa del cuerpo físico en el espacio teatral nos haga creer que es un monólogo porque al parecer una sola actriz ocupa el espacio escénico.
De todas formas El pez en la luna se despliega muchas veces abriendo el relato, es polifónico en otro sentido y apela a generar esta polifonía mostrando a cada paso la utilización de diferentes recursos: el soporte audiovisual permite la aparición de personajes oníricos, o de video juegos o la presencia de marionetas; recursos sonoros provenientes del contexto de la escena o desde fuera. Y nos hace ver que todo lo que se construye puede ser cierto o falso.
En el inicio del espectáculo aquello que creemos cierto, luego se transforma en una historia falsa. Y lo que creemos un personaje construido se autodenomina “recurso dramatúrgico”, incluso enseña la fuente de donde proviene su origen ( el Diccionario del teatro de Patrice Pavis), y detengámonos aquí, ya que dice el mismo Pavis en su diccionario que este recurso “determina la acción, organiza el sentido de la obra, proporciona la clave de las motivaciones y de la intriga” y es exactamente eso lo que éste personaje proporciona: los indicios para la construcción del sentido y podríamos decir también para su deconstrucción ya que devela los mecanismos con que está compuesto el teatro, que no es más que creencia, fe en aquello que se relata y en donde los objetos no son más que objetos… pero que puestos en escena dejan de ser objetos mundanos y empiezan a cobrar entidades diferentes, (como ejemplo una cabeza puede ser un hombre, botones pueden ser medicamentos).
El pez en la luna juega con construir para luego refutar, pero no con un dejo decepcionante y no con una refutación en el sentido de negación, sino como develamiento. Como una revelación que nos despierta de un sueño y nos hace seguir soñando despiertos.
El pez en la luna
Dramaturgia y actuación: Eloísa Colussi
Dirección: Walter Velázquez
Diseño de iluminación: Ricardo Sica
Realización audiovisual: Agustín Demichelis
Producción: Julieta Halac
Escenografía y vestuario: Agustina Tasin
Asistencia de dirección: Bárbara García Di Yorio
Asistencia técnica: Dana Marchesi