Entrevista a Daniel Dalmaroni



Por Soledad Manes

Daniel Dalmaroni, director y dramaturgo de Splatter, Rojo Sangre que se da todos los jueves a las 22 hs. en el Teatro Beckett charla con Revista Siamesa acerca de su obra recientemente reestrenada.

Ya que Ud. es dramaturgo, ¿como se gestó el proyecto y como surge la idea o la necesidad de dirigir?

La idea surgió de un encuentro con mi amigo, el actor Jorge Brambati. Ganas de trabajar juntos, ganas de generar un material nuevo y ganas de pasarla bien. A partir de ahí, si la obra se iba a ir escribiendo a partir de una idea mía, pero a medida que se iba ensayando, la única solución era que yo la dirigiera. Era imposible embarcar a otro en una imagen tan personal como la de la obra y de tanta incertidumbre en sus resultados.


¿Cuáles son las referencias, imagino que muchas cinematográficas, además hay una mención a Dogville dentro de la obra, que tuvieron en cuenta?

Todo el cine “splatter” y “gore”, ese que se refleja acá en el “Buenos Aires Rojo Sangre”, ese increíble festival de cine del género. Por otro lado, Tarantino, desde “Perros de la calle” hasta “Kill Bill” y Robert Rodríguez y aquella película española llamada “Tésis” sobre el snaf. Todo ese cine, pero llevado al teatro con un registro intencionalmente berreta. Los efectos especiales son más fáciles en el cine que en el teatro, por lo tanto la solución más creativa que encontré fue “aberretar” todo. Los disparos son de cebita, la sangre es glucosa con colorante para tortas, un tajo de medio centímetro es capaz de hacer salir un hígado entero, los vómitos son asquerosos, la música es grasa y melódica de los años 70. Todo es grasa, berreta, choto: splatter, al fin y al cabo.


¿Sintieron algún tipo de riesgo al utilizar efectos especiales? ¿Cómo fue el proceso de trabajo con ellos?

Fue difícil porque los actores tenían que acostumbrarse a usar y tener encima de ellos una serie de dispositivos que debían funcionar a la perfección. Que los efectos sean berretas, que el registro sea bien bizarro, no significa que el espectador se de cuenta cómo están hechos. Pero, además, cuando trabajás con sangre hecha con glucosa no podés ensayar todos los días con los efectos porque no podés pretender que los actores manchen ropa distinta todos los días, se bañen a la salida de cada ensayo para sacarse el enchastre y vayan a su casa a lavar la ropa para que esté lista al otro ensayo.

Los personajes se llaman igual de que los actores, ¿hubo alguna motivación especial al tomar esta decisión o tiene que ver con el proceso de creación?

Empezamos a trabajar sobre el disparate de la imagen inicial. Así, todo empezó a darse de bruces con la verosimilitud y lo de los nombres es un disparate más. La obra, al comienzo anuncia que está basada en hechos reales y que los nombres de los reales protagonistas de la historia fueron cambiados para preservar sus identidades y después resulta que “da la casualidad” que los nombres de los personajes son los mismos que los de los actores. Un dislate, una ridiculez total. Además de que por el final de la obra –que no adelantaré- es imposible que la historia haya sucedido realmente y que alguien haya podido dar cuenta de ella y mucho menos de sus situaciones y diálogos.


¿La escenografía y los objetos son austeros está esto relacionado con una compensación dado que la obra posee un gran despliegue de efectos?

Tiene que ver con que la obra se desarrolla en un simple salón vacío en donde es habitual que se lleven a cabo este tipo de reuniones de grupos de autoayuda. Pero también la austeridad, como dice la pregunta, contrasta con la chanchada de sangre y vómitos que invadirán luego la escena. Y la referencia a la película “Dogville” es porque tomamos el concepto del dispositivo escénico de la peli y al mencionar a la película de forma casi casual, queremos hacer referencia a este hecho.

Splatter Rojo Sangre
Una comedia nacional clase “B”

Autoría: Daniel Dalmaroni
Actuan: Jorge Brambati, Ana Granato, Maya Kerschen, Gabriel Kipen, Julia Odelli Craig, Sofia Palomino
Vestuario: Melisa Jara
Iluminación: Marcelo Salvioli
Efectos especiales: Leandro Bustos
Diseño gráfico: Sandra Garcia
Asistencia de dramaturgia: Clara Anich
Producción general: Clara Anich, Mariano Bicain, Alejandra Montero
Director asistente: Mariano Bicain
Dirección: Daniel Dalmaroni

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