La familia se elige
Por Carmela Marrero Castro
A través de la mirada de Pepi –narrador protagonista- asistimos a la historia de cuatro amigos. Las peripecias se suceden sin que ningún giro inesperado altere de manera sustancial el hilo de la trama. Esto no decepciona al lector. Por el contrario, la cotidianeidad y la simpleza de la historia encuentran su correlato en una prosa ágil y fluida que nos permite dejarnos llevar, sentirnos parte. El tono confesional e intimista nos hace cómplices del personaje, de su mirada y sus sentimientos
Pero, una historia, cuando es una obra literaria, rara vez se agota en la historia. La memoria y el relato de la memoria son temas que entretejen toda la novela. Pepi, cuenta para ser. Contrario a él, su amigo Lucas, calla para existir. Durante toda la novela, el personaje enigmático de Lucas se construye a partir del silencio que oculta –y evidencia- su sufrimiento. Luego de un viaje que los cuatro amigos realizan, Lucas decide partir hacia Chile. Dos años más tarde, cuando regresa, es una persona vital que se narra. Sólo cuando se distancia logra retornar y contarse, y ser. Y lo importante es que los amigos están –lo cual es una linda idea por más cursi y trillada que parezca-.
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| Fuente: blogaustral.org |
Los hijos únicos construyen su familia, la familia que eligen tener. Crecen en un pueblo del interior hasta finalizar el secundario. Después sus vidas tomarán diferentes rumbos, pero el pueblo, espacio utópico, será el espacio del encuentro. En este punto otros temas se hacen presentes. A lo largo de la novela el narrador recupera la mirada que los habitantes del interior configuran de la capital, y también viceversa, cómo la capital ve a los pueblos del interior. Este planteo se hace con la misma fluidez y espontaneidad que caracteriza a toda la novela.
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Título: Los hijos únicos
Autor: Manuel Crespo
Género: narrativa hispanoamericana
Editorial: Gárgola
Páginas: 254Precio: $45
