Por Guido Maltz
El hombre es el lobo del hombre.
–Thomas Hobbes.
En el idioma japonés, la escritura no es alfabética, sino en base a ideogramas, que son representaciones gráficas de una idea o palabra. Así, la palabra kiki –crisis en japonés– está compuesta por los caracteres peligro y oportunidad. Para muchos quizás no haya una mejor oportunidad que la de empezar una nueva sociedad desde cero. Sin embargo, y tal como acabamos de ver, esa chance encierra sus riesgos…
Oportunidades y peligros, el individuo o el conjunto, democracia o dictadura, el presente contra el futuro; de eso se trata Lord of the Flies (El Señor de las Moscas), remake de 1990 del clásico de 1963 de Peter Book. Al igual que su antecesora, la versión contemporánea está basada en el libro homónimo escrito por el novelista británico William Golding. La remake está dirigida por Harry Hook y la protagonizan Balthazar Getty (que encarna a Ralph), Danuel Pipoly (Piggy) y Chris Furrh (como Jack).
La película cuenta la historia de un grupo de cadetes de una escuela militar estadounidense que llega a una isla desierta, luego de que el avión que los portaba cayese al mar. A poco de llegar a tierra firme, los chicos se dan cuenta de las pocas probabilidades que tienen de ser rescatados, por lo que deciden unirse para sobrevivir. De esta forma, ellos establecen normas mínimas de convivencia y un reparto de tareas.
No obstante la paz y colaboración inicial, a poco de empezada la vida comunitaria empiezan a darse los primeros roces entre los chicos. Dos de ellos empiezan a enfrentarse cada vez más: Ralph –el más conciliador de los cadetes– y Jack –el líder carismático pero autoritario. Del lado de Ralph está otro estudiante al que apodan Piggy (“Chanchito” en inglés), que interpreta la voz de la razón en el grupo. Los choques de Ralph y Jack son cada vez mayores: el primero insiste en que todo el grupo permanezca unido y que sus miembros sean solidarios entre sí, mientras que Jack está movido por su deseo personal, el cual no contempla al resto de sus compañeros.
El desarrollo de la trama recorre la delgada línea que hay entre la inocencia y la inconsciencia. Las edades de los chicos (que van desde aproximadamente los nueve hasta los doce años) hacen que sea difícil definir cuándo algo se hace en juego y cuándo es en serio. En sí, la película se presenta como una distopía, es decir, una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. Si bien el intento inicial de Ralph es el de conformar una comunidad armónica con reglas claras que permitan mantener cierto bienestar hasta que son rescatados, su objetivo pronto se corrompe debido a los egoísmos. Se pierde de vista la meta del rescate y la “tribu” liderada por Jack comienza a andar el camino hacia el salvajismo.
En el film pueden diferenciarse claramente las estrategias que lleva adelante cada tribu. La de Ralph negocia al interior y trata de respetar las opiniones de todos; la de Jack se basa en su figura y establece su mandato a partir de la bru-talidad, el miedo y el riguroso castigo a los presuntos culpables (aunque muchas veces sean estos las verdaderas víctimas). Aquí puede verse cómo Lord of the Flies puede ser visto también como una alegoría de la vida social y la pugna entre la izquierda y la derecha.
En las posturas de Ralph y Jack puede verse también una alegoría acerca de la sociedad contemporánea: están los que insisten en la defensa de valores que respeten a todos los miembros de una comunidad y que se orienten hacia el progreso conjunto, pero también están los que son guiados por el egocentrismo y buscan el camino más rápido, que no siempre es el mejor. Es la lucha entre el pensamiento colectivo y el individualismo; el progresismo contra el conservadurismo; el plan y el trabajo para el futuro contra la comodidad egoísta del presente.
El Señor de las Moscas es una historia acerca de las elecciones que hacemos en la vida y de la importancia de hacerse cargo de sus consecuencias. En palabras de Ralph: “si algo ocurre es porque dejamos que suceda”. Algunas decisiones pueden modificar sólo nuestra existencia, pero muchas involucran también a quienes nos rodean, y muchas veces también tienen que ver con la comunidad de la que formamos parte. Una vez que se pierde de vista esto, nosotros nos convertimos en nuestros peores enemigos.
Título original: Lord of the flies (El señor de las moscas).
Dirección: Harry Hook.
Producción: Lewis M. Allen, Castle Rock Entertainment, Nelson Entertain-ment.
Guión: Sara Schiff.
Música: Philippe Sarde.
Fotografía: Martin Fuhrer.
Reparto: Balthazar Getty (Ralph), Chris Furrh (Jack), Danuel Pipoly (Piggy), Andrew y Edward Taft (Los Gemelos).
País: Estados Unidos.
Año: 1990.
Género: Drama.
Duración: 90 minutos.
El hombre es el lobo del hombre.
–Thomas Hobbes.
En el idioma japonés, la escritura no es alfabética, sino en base a ideogramas, que son representaciones gráficas de una idea o palabra. Así, la palabra kiki –crisis en japonés– está compuesta por los caracteres peligro y oportunidad. Para muchos quizás no haya una mejor oportunidad que la de empezar una nueva sociedad desde cero. Sin embargo, y tal como acabamos de ver, esa chance encierra sus riesgos…
Oportunidades y peligros, el individuo o el conjunto, democracia o dictadura, el presente contra el futuro; de eso se trata Lord of the Flies (El Señor de las Moscas), remake de 1990 del clásico de 1963 de Peter Book. Al igual que su antecesora, la versión contemporánea está basada en el libro homónimo escrito por el novelista británico William Golding. La remake está dirigida por Harry Hook y la protagonizan Balthazar Getty (que encarna a Ralph), Danuel Pipoly (Piggy) y Chris Furrh (como Jack).
La película cuenta la historia de un grupo de cadetes de una escuela militar estadounidense que llega a una isla desierta, luego de que el avión que los portaba cayese al mar. A poco de llegar a tierra firme, los chicos se dan cuenta de las pocas probabilidades que tienen de ser rescatados, por lo que deciden unirse para sobrevivir. De esta forma, ellos establecen normas mínimas de convivencia y un reparto de tareas.
No obstante la paz y colaboración inicial, a poco de empezada la vida comunitaria empiezan a darse los primeros roces entre los chicos. Dos de ellos empiezan a enfrentarse cada vez más: Ralph –el más conciliador de los cadetes– y Jack –el líder carismático pero autoritario. Del lado de Ralph está otro estudiante al que apodan Piggy (“Chanchito” en inglés), que interpreta la voz de la razón en el grupo. Los choques de Ralph y Jack son cada vez mayores: el primero insiste en que todo el grupo permanezca unido y que sus miembros sean solidarios entre sí, mientras que Jack está movido por su deseo personal, el cual no contempla al resto de sus compañeros.
El desarrollo de la trama recorre la delgada línea que hay entre la inocencia y la inconsciencia. Las edades de los chicos (que van desde aproximadamente los nueve hasta los doce años) hacen que sea difícil definir cuándo algo se hace en juego y cuándo es en serio. En sí, la película se presenta como una distopía, es decir, una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. Si bien el intento inicial de Ralph es el de conformar una comunidad armónica con reglas claras que permitan mantener cierto bienestar hasta que son rescatados, su objetivo pronto se corrompe debido a los egoísmos. Se pierde de vista la meta del rescate y la “tribu” liderada por Jack comienza a andar el camino hacia el salvajismo.
En el film pueden diferenciarse claramente las estrategias que lleva adelante cada tribu. La de Ralph negocia al interior y trata de respetar las opiniones de todos; la de Jack se basa en su figura y establece su mandato a partir de la bru-talidad, el miedo y el riguroso castigo a los presuntos culpables (aunque muchas veces sean estos las verdaderas víctimas). Aquí puede verse cómo Lord of the Flies puede ser visto también como una alegoría de la vida social y la pugna entre la izquierda y la derecha.
En las posturas de Ralph y Jack puede verse también una alegoría acerca de la sociedad contemporánea: están los que insisten en la defensa de valores que respeten a todos los miembros de una comunidad y que se orienten hacia el progreso conjunto, pero también están los que son guiados por el egocentrismo y buscan el camino más rápido, que no siempre es el mejor. Es la lucha entre el pensamiento colectivo y el individualismo; el progresismo contra el conservadurismo; el plan y el trabajo para el futuro contra la comodidad egoísta del presente.
El Señor de las Moscas es una historia acerca de las elecciones que hacemos en la vida y de la importancia de hacerse cargo de sus consecuencias. En palabras de Ralph: “si algo ocurre es porque dejamos que suceda”. Algunas decisiones pueden modificar sólo nuestra existencia, pero muchas involucran también a quienes nos rodean, y muchas veces también tienen que ver con la comunidad de la que formamos parte. Una vez que se pierde de vista esto, nosotros nos convertimos en nuestros peores enemigos.
Título original: Lord of the flies (El señor de las moscas).
Dirección: Harry Hook.
Producción: Lewis M. Allen, Castle Rock Entertainment, Nelson Entertain-ment.
Guión: Sara Schiff.
Música: Philippe Sarde.
Fotografía: Martin Fuhrer.
Reparto: Balthazar Getty (Ralph), Chris Furrh (Jack), Danuel Pipoly (Piggy), Andrew y Edward Taft (Los Gemelos).
País: Estados Unidos.
Año: 1990.
Género: Drama.
Duración: 90 minutos.
