Arlequín, servidor de dos patrones, de Carlo Goldoni


El mundo no se terminó, como varios habrán notado. Las cosas siguen más o menos en su lugar, no hubo cortes de luz ni suicidios masivos (toco madera y demás cosas).

Aprovechando que seguimos en este vapuleado planeta, desde Revista Siamesa les recomendamos con entusiasmo que, el que pueda, se acerque al Teatro San Martín hoy jueves, a las 17:00,  porque el Piccolo Teatro di Milano – Teatro d’ Europa dará la segunda función de su bellísima versión de Arlequín, servidor de dos patrones, comedia  escrita originalmente por el veneciano Carlo Goldoni allá por el 7637, siguiendo los lineamientos de la Commedia dell’Arte (‘Comedia del arte’), género nacido en Italia (S.XVI), que se basa en la improvisación y el virtuosismo verbal y corporal de los actores.

Durante el desarrollo de dicho género, los cómicos solían especializarse en un personaje fijo que podían interpretar durante toda su vida e, incluso, traspasarlo a sus hijos. Los enamorados, los viejos y los criados eran los personajes típicos, caracterizados en general por una máscara y por un vestuario que el público aprendía a reconocer y reencontraba idénticos en todos los espectáculos.

Más allá de formar parte de la Comedia del arte, la obra de Goldoni logró introducir fuertes cambios en ella, gracias a su voluntad de afirmar la supremacía del dramaturgo sobre el actor y de darle vida a los personajes para que no fuesen simples máscaras, sino que tuvieran su propio espesor y realismo.

Por ello, Arlequín, servidor de dos patrones se transformó en uno de los textos clave dentro de diversas carreras como guión, dramaturgia o letras, entre otras. Así, año a año, muchos alumnos conocen a este gracioso criado – Arlequín- que, al no contar con los recursos suficientes para sobrevivir, comienza a servir en secreto a dos patrones diferentes. Pronto, las demandas de aquéllos comienzan a superponerse y la tarea de Arlequín se va llenando de complicaciones, enredos y equívocos.   

Mi primer acercamiento a la obra fue de esa manera: lectura obligada para aprobar alguna materia. Bajo semejante presión, no pude disfrutar en absoluto del texto de Goldoni. Pero –menos mal- el tiempo me dio una segunda oportunidad: ayer pude ver la excelentísima puesta ideada por el maestro Giorgio Strehler -quien llegó a realizar diez versiones distintas de la obra, antes de su muerte en 1997- y todo su valor artístico-histórico quedó por fin bien a la vista para mí.

El espectáculo está encabezado por Ferruccio Soleri, quien le da cuerpo a Arlequín desde 1961 (!). La gracia de su actuación, acompañada sin opalescencias por el resto del numeroso elenco, hace que el espectador olvide el tiempo que pasa afuera del teatro (2 horas con 55 minutos). Dentro del universo de Arlequín, se pierden los parámetros: quienes trabajan en la obra logran mantener a su público sentado en la butaca, sonriendo gozoso ante la historia que va pasando como quien no quiere la cosa.

Curiosidad: La versión es en italiano, por lo que hay que leer subtítulos (o dejarse llevar por las acciones, que hablan por sí mismas).

Dónde: Sala Martín Coronado del Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530).
Cuándo: ¡Ya! A las 17:00 empieza su última función.
Cuánto: Platea: $120.- Pullman $ 90.-
Duración: 2 hs. 55 minutos  en 3 actos (55, 40 y 50 minutos), con dos intervalos  de 15 minutos cada uno. 

Un poco sobre Giorgio Strehler:
Llamado afectuosamente el “El Maestro” por los públicos europeos, Giorgio Strehler fue uno de los más celebrados directores del siglo XX. Nacido en Trieste en 1921, Strehler se graduó en la Accademia dei Filodrammatici de Milán. Interrumpió su carrera para unirse al movimiento de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y, después de haberse exiliado a Suiza, comenzó a montar obras en francés, haciendo del teatro su hogar. Strehler volvió a Milán después de la guerra y en 1947 fundó, con Paolo Grassi y Nina Vinchi, el Piccolo Teatro, primer teatro público de Italia. 

Durante sus cincuenta años como director artístico de esta institución, Strehler desarrolló un teatro que era formalmente riguroso, políticamente comprometido y accesible a la mayor cantidad de público posible. En el transcurso de su carrera, dirigió unas doscientas obras y óperas en Milán, Roma, París y Salzburgo. Además de Arlequín, servidor de dos patrones, entre sus producciones fundamentales se encuentran El jardín de los cerezos de Chejov, Rey Lear y La tempestad de Shakespeare, el Fausto de Goethe, y La ópera de tres centavos y El alma buena de Se-Chuan de Brecht. En ópera dirigió, entre otras, Falstaff, Simon Boccanegra y Macbeth de Verdi, y Don Juan y La flauta mágica de Mozart. En 1991 fundó el Teatro d’ Europa en París. Fue miembro del Parlamento Europeo y senador de la República Italiana. Murió en 1997.  

Y ahora, un poco sobre el Piccolo Teatro di Milano – Teatro d’ Europa
Con la misión de “hacer teatro de arte para todos”, el Piccolo Teatro di Milano -primer teatro público de Italia- fue fundado por Giorgio Strehler, Paolo Grassi y Nina Vinchi en 1947; es decir que ya lleva más de sesenta años de actividad, superando los trescientos espectáculos, doscientos de ellos dirigidos por Strehler. Desde 1991 es también Teatro d’Europa, y a partir de 1998 lo dirige Sergio Escobar (luego de la muerte de Strehler en 1997), con consultoría artística del director escénico Luca Ronconi, quienes focalizan la programación en la dimensión interdisciplinaria e internacional. Sobre sus escenarios se alternan cada año los clásicos, los mejores autores de la dramaturgia contemporánea, las grandes producciones internacionales, una prolífica temporada para niños, un festival de cine, ballets de las mejores compañías, tardes de jazz, y otros eventos musicales. Asimismo el Piccolo ha estado realizando giras de sus producciones por todo el mundo. Además, desde 1999, organiza el Festival de Teatro d’ Europa, cuya primera edición estuvo dedicada a Giorgio Strehler. Desde 1986, tiene una escuela de teatro fundada por el mismo Strehler y hoy dirigida por Ronconi. 

El Piccolo reparte su programación en tres salas: el Teatro Strehler, la sala histórica de via Rovello, llamada Paolo Grassi, y la sala experimental del Teatro Studio. El objetivo del Piccolo Teatro – Teatro d’Europa sigue siendo hasta el día de hoy el de desarrollar producciones de alta calidad para la mayor cantidad de público posible.   

Texto: Ariana Perez Artaso.

Ficha técnico-artística
Autor: Carlo Goldoni.
Adaptación y dirección: Giorgio Strehler.
Elenco: Ferruccio Soleri, Giorgio Bongiovanni, Annamaria Rossano, Tommaso Minniti, Stefano Onofri, Pia Lanciotti, Leonardo De Colle, Enrico Bonavera, Alessandra Gigli, Francesco Cordella, Fabrizio Martorelli, Katia Mirabella, Stefano Guizzi, Gianni Bobbio, Leonardo Cipriani, Franco Emaldi, Francesco Mazzoleni y Celio Regoli.
Colaboración en el espacio escénico: Leila Fteita.
Movimiento gestual: Marise Flach.
Música: Fiorenzo Carpi.
Máscaras: Amletoy Donato Sartori.
Fotografía: Diego y Luigi Ciminaghi – Milano-.
Iluminación: Gerardo Modica.
Vestuario: Franca Squarciapino.
Espacio escénico: Ezio Frigerio.
Director escénico: Andrea Levi.
Administradora de la compañía: Eugenia Torresani.
Puesta en escena es de Ferruccio Soleri, con la colaboración de Stefano de Luca.

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