Argentinien, de Pedro Gundesen



La historia que transcurre en la árida Arizona, última estación de uno de los ramales de la Argentine Pacific Railways, se desdobla en dos soledades aplastantes: la de los andenes, por los que casi nunca pasa un tren, y la de los tres personajes que allí trabajan, a la espera de que algo bueno ocurra. O de que algo ocurra al menos.

El quiebre de tamaño tedio finalmente llega de la mano de Stefan –interpretado con suma destreza por Alejandro Awada-, nuevo jefe enviado por la compañía ferroviaria, dueño de un duro acento alemán y de una trágica historia. Con su presencia, el presente se tiñe de diferentes sentidos para los locales: Lidia (Mimí Ardú), boletera de la estación renga y amante comunal, lo ve como la promesa del amor vengador que la reposicionará ante la mirada del gallinero pueblerino; Fortunato (Claudio Rissi), histórico jefe de Arizona, descifra en aquél la pura amenaza. A su entender, el extranjero viene  a quedarse con todo: Lidia, el mando, el trabajo, el territorio. Por último, el Rusito (Juan Luppi) –tierno e ingenuo personaje que desentona con los adultos sordos de su universo- cree que Stefan  es quien viene darle el abrigo que todos le niegan, para poder llegar al final del invierno.

Pero, como suele pasar cuando uno ve sólo lo quiere, nada de lo vislumbrado por estos tres llega a ser del todo real (¿cuándo lo es?). La decepción se esparce por el escenario, enturbiando un poco más el denso ambiente.

La miseria gana, hay que decirlo, en ese páramo polvoriento de la Argentina de la década del ´40, al mismo tiempo que el primer gobierno de Perón nacionaliza los ferrocarriles. 




El final trágico está anunciado desde el segundo cero de la obra dirigida por Juis Romero. La lograda escenografía de Marcelo Valiente da las primeras pistas de una historia que sólo puede terminar mal. La tierra y la bruma cubren la desolada estación, mientras los relojes sirven de nido y los pizarrones de base para que jueguen al Chancho los que no tienen otra forma de matar el tiempo.



Dónde: Teatro Nacional Cervantes (Libertad 815).
Cuándo: De jueves a sábados, 21:30. Domingos a las 21:00. Rápido que el 24 de noviembre baja de cartel.
Cuánto: 50$, salvo los jueves, que sale 40$.

El dato:
Este viernes 23 de noviembre, a las 17:00, el ciclo Hecho en casa, espacio creado por el Área de Extensión Cultural del TNC para que los propios protagonistas de los espectáculos de la programación del Cervantes relaten o expliquen las curiosidades de su trabajo, estará dedicado a esta obra.

El encuentro contará con la presencia del director del espectáculo Luis Romero, el autor Pedro Gundesen y los actores Mimí Ardú, Alejandro Awada, Juan Luppi y Claudio Rissi. El moderador será Luis Mazas. La entrada es gratuita y el cupo limitado a la capacidad de la Sala Trinidad Guevara.



Texto: Ariana Perez Artaso.

Ficha técnico- artística
Autor: Pedro Gundesen.
Actúan: Mimí Ardú, Alejandro Awada, Juan Luppi, Claudio Rissi.
Vestuario: Vanesa Abramovich.
Escenografía: Marcelo Valiente.
Iluminación: Marco Pastorino.
Música: Jerónimo Romero.
Asistencia de dirección: Vanesa Campanini.
Producción general: Gabriel Damian Gianola, Ana Riveros.
Dirección: Luis Romero.

Las fotos que usamos para este post las tomamos de:

Dirección:

jimenarepetto@gmail.com

Ariana Pérez Artaso
capullodealeli@gmail.com

Equipo de redacción:
Marilyn Botta
Carmela Marrero
Guido Maltz

Diseño y moderación:
Pablo Hernán Rodríguez Zivic
elsonidoq@gmail.com

Las opiniones expresadas en los artículos y/o entrevistas son exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Revista Siamesa