La Máscara de la Muerte Roja, un musical de Sebastián Legovich



Un proyecto singular. Un trabajo multidisciplinario que generó un musical completamente autogestionado, unión de talentos diversos bajo un mismo espíritu de entusiasmo, aventura y amistad...

A poco menos de un mes del estreno de La Máscara de la Muerte Roja, el musical, Revista Siamesa entrevistó a Sebastián Legovich (responsable de la música, el libreto y la dirección musical) y a las régie María de la Paz y María Concepción Perre, dos profesionales con amplia trayectoria en la ópera de Buenos Aires.


Revista Siamesa: ¿Cómo nace el proyecto? Sabemos que a vos, Sebastián, siempre te entusiasmó mucho el cuento ¿cómo tomaste la decisión de hacerlo específicamente un musical?

Sebastián Legovich: Empecé con una melodía, sin ningún plan de hacer un musical, y empecé a sentir que había una conexión entre lo que yo leía en la obra de Poe y esa música. Algo muy subjetivo, fueron dos cosas que fueron dándose la mano, pero acá dentro primero, digamos. Eso me dio la pauta de que se podía probar con esta forma, con esa literatura y con la música que iba saliendo.

Hubo planes de hacer apenas una pieza lírica y grabarla; también estuvo la idea de hacer un cortometraje. Pero yo sentí que el musical como género me daba mucha libertad en la composición. Te permite, en cuanto a la lírica, el desarrollo de la melodía y la letra en formato de canción, jugar con los estribillos. Esa es una libertad que, por ejemplo, la ópera no te da. Además me resultó muy cómodo a la hora de escribir, creo que fue a partir de esa comodidad que todo se fue desarrollando de forma muy natural. También partió de la sensación que tuve al ir a ver muchos otros musicales, entusiasmarme e imaginar muchas cosas que agregaría, cosas propias que yo sentía que sería buenísimo aportar, porque no se ven mucho, y de a poco fui pensando pensando “¿por qué no probar con todo esto?”.

RS: ¿Cómo llega esta idea hasta ustedes, las directoras escénicas?

María Concepción Perre: Bueno, Natalia Surachi es una de las instrumentistas (cello), pero también se encargó de la producción general, hizo un montón de contactos, así como la escenografía y el vestuario. Un trabajo increíble. Nosotras habíamos trabajado con ella en ópera hace varios años, así que es ella la que nos contacta y nos presenta el proyecto.

RS: ¿Y qué fue lo que las decidió a jugarse por este proyecto?

María de la Paz Perre: Era algo novedoso. Gente joven que quiere componer, eso no es tan común hoy por hoy;  y además con un cuento de Poe que nos gusta particularmente, todo cerraba. Nos pareció muy interesante desde el principio.

RS: ¿Qué nos podrían contar de la concepción visual y escénica? ¿De qué ideas partieron?

MCP: Y ... nosotras tratamos de tener en cuenta la obra de Poe, con toda la historia que tiene encima, y además la obra de él (por Sebastián). Hay un tema que sobrevuela en ambos que es La Muerte, democrática para todos, frente a un personaje que no es nada democrático, que piensa y hace lo opuesto de lo que pensamos nosotras respecto de los escenarios y los públicos: intenta cerrar las puertas a todo el mundo, decidir quién muere en el campo de peste y quién no. Pretende congelar el tiempo y la vida e ignora que es esta misma voluntad de detener lo inevitable lo que lo lleva a la autodestrucción.

SL: Bueno la del protagonista es una búsqueda desesperada de seguridad, de control total y de poder. 

RS:  ¿De qué imágenes partieron?

MCP: El cuento tiene un espacio muy detalladamente descripto, pero al mismo tiempo no se termina de describir nunca. Al  principio eran imágenes inhumanas. No se humanizaba nada, todo comenzó bastante abstracto, geométrico y matemático. Después, hay elementos visuales concretos que menciona el texto: el reloj, por ejemplo, ya es visualmente el protagonista en el cuento y pareciera tener a la muerte latiendo dentro. También están las puertas numeradas, una abadía con una planta arquitectónica determinada como espacio para la acción. Una sensación de rigidez en las estructuras que están, al mismo tiempo, puestas en crisis: la abadía está rodeada por la peste, el reloj está preñado de muerte y esta está a punto de salir.

RS: ¿Y cómo sumaron más gente al proyecto?

SL: Hicimos una convocatoria muy grande y escribió mucha gente, desde Paraguay o de España, fue realmente muy grosso ver todo eso. Para buscar gente la base es moverse, tan simple como eso: moverse uno, a pulmón tanto como pueda, y las cosas salen. Pasaron varios artistas pero eso estuvo bueno, cada uno aportó lo suyo, el grupo es lindo y hay gente de todos lados. Hay un clima hecho de personas muy distintas y con muchas pilas. No es el empuje de uno solo, somos 25 y eso se siente.

RS: ¿Qué nos pueden contar de las trayectorias profesionales de cada una?

MCP: Nosotras venimos trabajando juntas desde el principio. Desde el 2001 estamos haciendo ópera, en distintos géneros. Al principio óperas más bien cómicas pero en los últimos tiempos hicimos otras como Madame Butterfly o Carmen. 

MPP: En general la división de tareas se da de manera bastante natural, nos complementamos mucho en todas las áreas porque antes de hacer ópera ya habíamos trabajado juntas en el terreno del arte.

MCP: Pero muy rara vez trabajamos en dos espectáculos de la misma manera. Cada proyecto es único porque funcionan como un organismo vivo, un desafío distinto. 

MPP: Este proyecto en particular, se trata de un espectáculo completamente nuevo, sin estrenar, con el compositor vivo y arriba del escenario. Es muy interesante poder hablar con él y tratar de entender precisamente qué era lo que quería mostrar desde que comenzó con las primeras notas. Eso en ópera no es común, por eso es difícil compararlo con cualquier otra cosa.

MCP: Claro, nosotras trabajamos con óperas de Mozart y si bien el espectáculo puede gustarle a todos, es inevitable hacerse la pregunta ¿le habría gustado a Mozart? Y bueno... es imposible saberlo (risas). Es un privilegio poder ir viendo con él que vamos todos por el mismo camino. Además está la interacción con los intérpretes: cada artista trae un bagaje y una historia y eso es lo que muestra en escena. A veces no lo dicen, no lo enuncian, pero en el trabajo de los ensayos uno va viendo y va dialogando con el artista y eso enriquece mucho.

RS: ¿Cómo ven la escena actual porteña?

MCP: Bueno es una movida muy grande, pero lo más importante es que hay muchos jóvenes, muy talentosos, con ganas de hacer cosas y hay que darles más lugar. Me parece muy importante para toda América Latina recuperar a nuestros compositores y artistas en los escenarios.

RS: Ustedes trabajaron más que nada en el ámbito de la ópera. A partir de este trayecto ¿Cómo piensan el ambiente y el público del musical y el de la ópera en particular?

MCP: Es verdad, generalmente trabajamos en la ópera, pero eso, digamos que fue una suma de casualidades. Nosotras encaramos todos nuestros proyectos con una misma idea: no pensamos en el público que normalmente va a ver tal o cual tipo de espectáculo, sino que sea accesible a cualquier público. De golpe hay gente que piensa “bueno, yo no soy del público de tal cosa, entonces no lo voy a entender” y no, no es así. Siempre buscamos llegar a la mayor cantidad de gente posible. Además, pensamos que los géneros necesariamente interactúan, y más hoy en día, no son divisiones tan rígidas.

MPP: Hoy en día es posible escuchar voces líricas en el rock, por ejemplo. Se acercan mucho más los estilos y las edades. Nosotras encaramos cada proyecto para que sea tal como es, pero que llegue a todos.

MCP: Además todo el tiempo te llevás sorpresas. A veces uno, inevitablemente lo orienta para determinado público y uno se da cuenta de que abarca mucho más de lo que uno creía. Entonces ¿por qué pensar de entrada: esta gente no va a venir, no va a entender? Es siempre bastante prejuicioso.

SL: Esto es muy interesante, porque los tres estábamos de acuerdo desde antes de empezar: no presentarlo tan estrictamente como un musical, o como una ópera, o como una obra de teatro, sino abrir las puertas para que venga gente de diferentes “palos”.

RS: ¿Cómo describirían el proyecto para alguien que todavía no conoce nada sobre él?

SL: Yo creo que la obra habla del uso del poder, de las manipulaciones humanas. Pero no de un príncipe en un cuento, sino de situaciones más cotidianas, tuyas o mías. Nos hace pensar: ¿en qué actitudes nuestras hay algo de este príncipe Próspero? Esa es una de mis motivaciones más importantes. Uno puede pensar un “mensaje” pero la realidad es que uno siempre esta “diciendo algo” con nuestra forma de trabajar, con la dirección de una obra o con otro trabajo, siempre estás diciendo algo de vos. Si logramos dialogar con el público algo de todo eso... sería genial.



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La Máscara de la Muerte Roja se presenta en el teatro Colonial de San Telmo. Las próximas funciones tienen lugar los DOMINGOS 14 Y 28 DE OCTUBRE A LAS 20.30 HS. Para más información, consultar el blog oficial de la obra.


Texto y entrevista: Lorena Bordigoni.
Fotos: Ana Abbate.
Colaboración: Guido E. Maltz.


Ficha técnico-artística:
Título: La Máscara de la Muerte Roja, el musical.
Funciones pasadas: Viernes 7  14 y 28 de Septiembre, 21:30 hs.
Funciones próximas: Domingos 14 y 28 de octubre, 20:30 hs.
Lugar: Teatro Colonial, av. Paseo Colón 413 – CABA. Entradas en venta en el teatro. Boleterìa: 4342-7958 / 1362.


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