Mi única fe, de Adrián Pascoe

Buenos Aires es una ciudad muy generosa en sus ofertas teatrales. En el circuito comercial, alternativo y under confluyen diversas e impredecibles estéticas. Esta situación, que en principio es altamente positiva, tiene su contracara: la dificultad a la hora de seleccionar una obra y la poca certeza sobre su calidad. Por eso, cuando descubrimos un buen espectáculo, uno que genera goce estético, que conmueve y que desafía al receptor, pareciera necesario compartirlo, correr la voz.

Mi única fe es un drama documental que recupera la vida de Hatice, una mujer turca que llegó a Buenos Aires para profundizar sus estudios de Ciencias Políticas. El director de la obra, el mexicano Adrián Pascoe, fue quién la recibió en Buenos Aires. Le alquiló una habitación en la que Hattice se alojó por un tiempo. De este vínculo nace la obra. Una historia mínima que vale no sólo por lo que cuenta, sino –y principalmente- por la manera en la que el discurso es puesto en escena.

La historia es contada por el director y dos actores, Mario Henao de Colombia y Javier Aparicio de México. Las múltiples nacionalidades conviven en las voces y sus acentos, en las imágenes de Turquía, en los mapas, en la estética del Corán. Todo confluye en un espacio: Buenos Aires. Así, la obra se constituye en un espacio fronterizo que captura el cosmopolitismo de una ciudad y el ser migrante que llega a ella.
Pero ese no es el único espacio fronterizo. Al complejizar el límite que separa la ficción y la realidad, la obra se posiciona en un lugar border, y mientras juega con esas categorías, las cuestiona.

Estamos frente a un relato posible. Las fotografías de Hatice y su familia son proyectadas en un fondo blanco mientras los actores narran y dramatizan escenas escogidas de su vida. Pero a pesar de que cuentan con el testimonio de Hatice, de que poseen fotos y grabaciones, las dudas sobre el verdadero relato se imponen. Tal vez, por la imposibilidad misma de afirmar la existencia de una historia. Como si la memoria fuera eso, un fondo blanco sobre el que vamos proyectando imágenes, lugares, sonidos, que además, pueden cambiar en cada versión.
El escenario despojado y amplio se completa y cambia con las imágenes proyectadas. La excelente articulación de este recurso con la narración es funcional a la historia, pero además generan un espacio sumamente bello, que deleita por eso, por el simple goce de observar.



Texto: Carmela Marrero Castro.





Teatro: El Excéntrico de la 18°
Lerma 420 -Capital Federal, Buenos Aires.-
Teléfonos: 4772-6092
Web:
http://www.elexcentricodela18.com.ar
Entrada: $ 50,00 / $ 40,00 - Sábado - 20:00 hs - Hasta el 29/09/2012


 

Ficha técnico artística:
Actúan: Javier Aparicio, Mario Henao, Adrián Pascoe.
Voz en Off: Babak Kalaycyoglu.
Vestuario: Mirna Tischik
Video: Cesar Jaramillo.
Música: Liza Casullo.
Fotografía: Juan Francisico Taborga.
Arte: Alexia Muñiz Braun.
Diseño gráfico: Leandro Ibarra.
Prensa: Ezequiel Hara Duck.
Producción ejecutiva: Janis Castillo.
Dramaturgia: Fernanda Del Monte.
Dirección: Adrián Pascoe.

Dirección:

jimenarepetto@gmail.com

Ariana Pérez Artaso
capullodealeli@gmail.com

Equipo de redacción:
Marilyn Botta
Carmela Marrero
Guido Maltz

Diseño y moderación:
Pablo Hernán Rodríguez Zivic
elsonidoq@gmail.com

Las opiniones expresadas en los artículos y/o entrevistas son exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Revista Siamesa