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| Fotos: CataRaybaud. |
Del amor y sus derivados
Por Pablo Quatrini
Finalmente la tan anunciada tormenta de Santa Rosa pasó de largo y la noche del 30 de agosto fue fresca y agradable, ideal para caminar y perderse por las calles de Buenos Aires, hasta detenerse, con algo de sed y hambre, a escuchar la música mágica de Cata.
Cata Raybaud es una joven guitarrista, cantante y compositora, que aquella noche de martes cautivó a su audiencia en el bohemio Café Vinilo, en el centro neurálgico de Palermo. ¿La excusa del encuentro? Presentar “Detrás de lo que vieran”, su álbum debut, junto a sus extraordinarios músicos. Revista Siamesa disfrutó de ella y sus acompañantes en bajos, teclados, percusiones varias, coro, saxo y batería.
Cata le canta al amor y a todos los derivados que puedan existir: el desencuentro, las relaciones humanas, los sueños, la fantasía, el colapso, el estado de enamoramiento, la frustración, la melancolía, la esperanza, la ira.
Estos temas por si solos disparan determinados sentimientos y están relacionadas a otras palabras que cada oyente imaginará, haciendo analogías, pensando, experimentando. Pero lo mágico de Cata es que lo acompaña todo con su dulce voz y ritmos incesantes que van desde el más clásico pop al reggae, pasando por el rock, el funk y también algo de candombe.
El ritmo en el espectáculo de Cata circuló a través de las mesas, se escondió detrás de cada asistente y saltó al escenario para mezclarse entre lo acústico y lo eléctrico. Por momentos sobresalió la inigualable percusión, que no hizo otra cosa que exaltar el aura construido en el extraordinario café Vinilo donde, dicho sea de paso, es perfecta la acústica.
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| Foto: Vida positiva. |
A todo esto se sumó el esfuerzo hecho por la cantante para presentar sus canciones, detallarlas o incluso explicarlas, aunque esto no hiciera del todo falta. Por momentos aquello rozó lo sobreactuado, pero entre las velas que apenas alumbraban las caras del público, el escenario lleno de flores y la huella que dejaba el final de cada canción, hizo que aquello fuera apenas un detalle.
En lo alto del escenario, la luz roja daba paso a una más rosada, para fundirse luego con una azul. Así quedaba, tenuemente, todo iluminado para que sonara “Celos”, con ritmo leve.
Irrumpió aquel buen sueño el rock “Ella y él”, con las luces nuevamente encendidas que bañaban a los músicos.
De esta manera pasó la noche, en un constante intercambio de sentidos. “La vida no es de una sola manera” es uno de los temas del nuevo álbum de la artista y, definitivamente, es así. Esa noche quedó demostrado.
En tiempos donde lo más tenebroso de este país se encuentra con lo más miserable, donde lo peor de la condición humana se junta con el show pornográfico de lo farandulesco y el Cambalache de Díscépolo está más vigente que nunca, aparecen también apasionados como Cata, que cantan, componen, muestran su arte y arrancan una sonrisa, dejando un recuerdo entrañable.
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