El horizonte es una línea cualquiera, de Valeria Calvo.

El espacio en movimiento. 
Por Carmela Marrero Castro.  

La muestra que Valeria Calvo presenta en la galería Jacques Martínez es una invitación al juego. Los espacios abiertos permiten que el receptor interactúe con la obra de una manera muy lúdica, ordenando y desordenando las imágenes superpuestas que crean espacios irreales pero conocidos.    

¿Por qué trabajar con una galería? ¿Cuáles son las ventajas?

Trabajar con una galería ayuda a legitimar al artista porque es un espacio de visibilidad. Claro que existen otras formas, este sólo es uno de los caminos. En este caso, Jacques Martínez ha trabajado con artistas destacados del arte argentino, como Ernesto Deira, Raquel Forner, Clorindo Testa, Remo Bianchedi. Luego de la reapertura la galería ha buscado renovar el repertorio incluyendo artistas jóvenes.

¿Qué lugar pensás que ocupa tu obra en el contexto artístico contemporáneo de Buenos Aires?

En este momento estoy comenzando un camino, siento que voy trabajando de a poco para ingresar en cierto circuito consolidado, por eso mismo estar en una galería es un paso muy importante. Actualmente hay muchas líneas de trabajo que los artistas contemporáneos exploran. Desde que empecé mi carrera estoy trabajando exclusivamente con la pintura, pero siempre buscando jugar y explorar los límites y las posibilidades expresivas que me ofrece. El diálogo con otros artistas contemporáneos es constante, por ejemplo, las clínicas de obra son un espacio que permite compartir miradas y reflexionar sobre la propia producción. Pero el momento de la creación es solitario, la soledad y la atemporalidad se hacen presentes y habilitan una conexión sincera.

¿Existe un eje constante en tu trabajo?

Existe un eje que ha ido mutando pero que se puede percibir en todas las obras.  Al principio lo lúdico era un componente más reconocible, porque trabajaba con objetos que remiten directamente al juego, aunque la intención de la obra no era realizar una representación figurativa sino captar la mirada de cuando uno es niño y los objetos tienen una dimensión que pierden cuando crecemos. Ahora, me parece que ese aspecto lúdico está más presente en el proceso creativo de la obra. Otra diferencia con la serie anterior es que las ideas se construyen a medida que trabajo, por eso en la muestra el proceso de creación también está presente, y eso no es casual. Me interesa que quede una ventana abierta a cómo puede seguir proyectándose mi trabajo, tanto para el espectador como para mi.

Podemos pensar que la paradoja es una característica de tu obra. ¿Cómo se hace presente?

Existen algunas ilusiones ópticas que se presentan como paradojas, pero son sutiles, no constitutivas. Me interesa abordar la espacialidad desde lo pictórico, es decir, pensar los espacios habitables y no habitables, los transitables, los reales. Posicionarme en la ambigüedad y el límite. Además la superposición de imágenes está presente en la muestra, este elemento surge tanto del viaje del pensamiento como del viaje diario en colectivo, que es un recorrido de imágenes. Tal vez este devenir genere otras paradojas más sutiles. La arquitectura también es fundamental. Trabajar un poco con arquitecturas imposibles, que aparentan ser algo pero que en realidad no son. Poseen la construcción fuerte de lo arquitectónico pero no es algo que se pueda sustentar ni sostener.


¿Cómo pensaste la disposición de los cuadros en la galería?

La curaduría la hicimos con Jacques, fue un diálogo y un trabajo en conjunto. El montaje permite ver el proceso, el recorrido desde las primeras obras hasta las últimas.

¿Y la intervención?

Es la tercera intervención que hago tomando como base la misma obra. Me interesa construir a partir de una imagen que elaboro en el taller como cualquier otra tela, pensando en la típica ventana que es el bastidor. Luego, esa imagen genera diferentes obras, únicas para cada lugar que no vuelven a repetirse. Lo único que queda como inmutable es la pintura del bastidor.
Las intervenciones anteriores no tenían música, eran muestras colectivas, pero ahora, al conocer la galería y saber que tenía un espacio cerrado para realizarla pudimos concretar con Analía un trabajo que veníamos pensando hacía tiempo. Nos juntamos muchas veces para conversar sobre nuestros intereses creativos, luego Ana se llevó la pintura a su casa y la tuvo más o menos seis meses. Ella trabajó a partir de la escala sinestésica creada por el compositor A. Scriabin identificando cada nota con un color. Ella desfragmentó la obra, le asignó una nota a cada color y en base a eso realizó la composición. En cierta medida acompañar la intervención con la música es estar en el límites de las artes.

¿Por qué el nombre de la muestra?

Porque el horizonte tiene que ver con el espacio. Busca desmitificar la idea de un horizonte como camino único o como mirada única. La convivencia de lo plural es lo que define mi espacio. En mis obras no hay horizontes y por eso juego con el límite y busco desdibujar las fronteras, así la obra genera una apertura que permite entablar el diálogo, nuevos diálogos. 

Artista: Valeria Calvo
Música: Analía Rosenberg

Desde el 1 de junio al 15 de julio de 2011. De lunes a viernes de 14 a 20 hrs.
Galería Jacques Martínez. Av. de Mayo 1130 4to G -Buenos Aores- (011) 43817458

Dirección:

jimenarepetto@gmail.com

Ariana Pérez Artaso
capullodealeli@gmail.com

Equipo de redacción:
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Carmela Marrero
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Diseño y moderación:
Pablo Hernán Rodríguez Zivic
elsonidoq@gmail.com

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