El baile de ayer
Por Alicia Martin
A la izquierda del escenario, un enorme biombo de color natural es el centro de las transformaciones de un puñado de mujeres en su lucha por el amor y la felicidad. En el canto derecho, un guitarrista desgrana sus notas en una fusión total con la percusión recia y al mismo tiempo, aterciopelada: un guitarrista que interpreta su creación al unísono con los versos del escritor andaluz.
Un comienzo oscuro y lento, cuyo detonante será marcado por una pequeña lámpara situada sobre una mesa despojada y que, con su luz, abrirá un universo de rimas y pasiones tal como un abanico, varilla a varilla, nota a nota.
Una bailaora joven, de traje ceñido y voz porteña encauza el homenaje a través de su cuerpo, sus manos y su prosa femenina, colmada de deseo contenido y palabras con sentidos ocultos.
Su figura es el centro de la escena; su baile, una búsqueda incesante; su canto, una plegaria en pos de la identidad. La música, el hilo conductor que nos lleva por fragmentos de la obra de Lorca bajo las consignas que van desde un homenaje llano hasta la búsqueda de la libertad, al tiempo que la Tierra y la Creación rondan sin tregua a esta joven, para hacerla hembra “lorquiana”, bella y paridera.
Hay gracia y técnica en la coreografía, hay talento y entrega en esta mujer que es una y varias a la vez. Su estado de ánimo y su disposición se reflejan en esos vestidos que van de la sencillez a la opulencia, de la fragilidad a la entereza, del sometimiento a la liberación, del amor al abandono, de la vida a la muerte, del rojo sangre a los harapos.
Este monólogo femenino tiene una sola interrupción con la participación de una figura masculina que no hace otra cosa que acentuar la delicadeza y al mismo tiempo, el temple de esta joven dispuesta a todo en busca de su destino.
Hay que destacar que no es un espectáculo tradicional de homenaje a García Lorca, tanto en el plano vocal como musical. Hay innovación y recursos alternativos, además de una total entrega. Hay el espectáculo un resabio de melancolía que se desliza junto a las hojas secas que cubren el suelo.
Ficha Técnico-artística:
Intérprete: Julieta Cancelli
Guitarra: Maximiliano Bus
Vientos y percusión: German Gigena
Artista invitado: Fernando Atias
Vestuario: Julia Lado
Escenografía: Maximiliano Trento
Fotografía: Eugenia López
Creación Musical: Maximiliano Bus
Creación Coreográfica: Julieta Cancelli
Dirección actoral: Ricardo Bangueses
Asistencia general: Maximiliano Trento
Producción ejecutiva: Arte Flamenco
Prensa: Simkin Franco
Idea y dirección general: Julieta Cancelli
Guitarra: Maximiliano Bus
Vientos y percusión: German Gigena
Artista invitado: Fernando Atias
Vestuario: Julia Lado
Escenografía: Maximiliano Trento
Fotografía: Eugenia López
Creación Musical: Maximiliano Bus
Creación Coreográfica: Julieta Cancelli
Dirección actoral: Ricardo Bangueses
Asistencia general: Maximiliano Trento
Producción ejecutiva: Arte Flamenco
Prensa: Simkin Franco
Idea y dirección general: Julieta Cancelli