Virginia Janza

no te llega agua al molino
pero las astas se mueven
giran y giran
bombea
mi molino rojo
de damas camelias
y también de ajedrez chino

Respirar abriendo las fosas
cerrar los ojos
no ver lo que viene es una gran cualidad
y sin embargo
nunca me partieron la boca de un beso
(qué estupidez, los labios ya vienen partidos
se separan con el primer grito al nacer)
si pudiéramos dividir la lengua
seríamos bilingües
o serpenteantes asesinas
después de todo, la asociación está implícita
implicada en nuestro ondular:
Las boas se acercan despacio a su presa, se arrastran, esperan, esperan, esperan -paciencia les sobra- se posicionan cerca y sacan la lengua con un ligero sonido sibilante, apenas entornan los ojos (que nunca desvían de la víctima), retuercen el cuerpo de placer y se lanzan DE GOLPE, sorpresivamente, aun para quienes esperaban el salto. Una vez atrapada la presa, la boa se queda inmóvil, presionando, o de nuevo esperando a que ésta deje de respirar, se separa con un movimiento lento y precavido, y se traga su bocado sin más.





Lo mejor es no dejar sangre en la escena
actuar asépticamente excepto por
el molino rojo que sigue y sigue girando
moviendo los brazos como banderines
es el testigo
la prueba que hay que desaparecer
deberíamos planear cómo matar al molino
aterrizar despacio como una mosca
después de todo, los insectos viven en él
bacterias, hongos, vampiritos criminales que se llenan la boca de rojo
me pregunto para qué
sirven los inventos
si las cosas más simples
siguen siendo imposibles:
matar un insecto
destruir al molino
hachar el árbol
partirle a una la boca de un beso.
Qué estupidez, con una sierra podría
pero entonces si el molino se deja de mover
la sangre no fluye
hongos, bacterias, pequeños insectos adentro mío
quedarían a merced del Gran Cuerpo
con sus luces y sus techos y sus antiparasitarios
renovando
un viejo contrato entre hombres
que todavía le temen a la naturaleza
y siguen esperando
plantar un hijo
escribir un árbol
tener un libro






Virginia Janza nació en Buenos Aires, en 1981, es geminiana y tiene luna en Leo. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Sus series de poemas “Acaracolemia”, “Espantapolos”, “Infecfloria” y “Pobre Marylin” fueron publicados en revistas, antologías y sitios webs. Su primer libro es La Cajita de Pandora, que salió por Viajera Editorial en 2008.
Coordina talleres literarios en Siempre de Viaje desde hace 6 años y en el colegio Carlos Pellegrini. Desde Siempre de Viaje, con la propuesta de difundir nuevos talentos, forma parte de la producción de los ciclos Letras Combinadas, Viajera Visita y Viceversa. También integra el Consejo Editorial y el área de Prensa y Comunicación de Viajera.
Además, se desempeña como docente en la Universidad de Palermo.
Su segundo libro Ocultemos saldrá muy pronto en Uruguay por la Propia Cartonera.

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