Tras Viel

Por Ignacio Santillana


Uno a veces hace cosas que jamás pensó que iba a hacer. Escribir esta nota es una de esas cosas. Principalmente porque hablar de Viel Temperley me acobarda, porque me gusta mucho y lo respeto más. Porque qué decir de un poeta tan particular. Qué decir de un poeta que escribió fuera del tiempo, fuera de cualquier corriente de estilo. Qué decir de un poeta que dijo todo lo que tenía para decir con su poesía .
Como ya empecé, y pensaba no poder escribir siquiera una línea, pienso en cómo seguir. Por dónde puedo entrar. Entonces recurro a la experiencia propia como lector, y lo primero que me viene a la cabeza es, como no podía ser de otra manera, su verso: “Vengo de comulgar y estoy en éxtasis”. Siempre, aún hoy, cuando leo este verso, que es una plaga dentro de Crawl, en mi cabeza se reproduce: “Vengo de comulgar y estoy en crisis”. Una y otra vez leo crisis en lugar de éxtasis. ¿Por qué si está escrita una palabra yo leo otra que hasta podría ser su antónimo? Pienso que porque a mí comulgar me pondría en crisis más que en éxtasis. Se me hace difícil vivenciar el éxtasis luego de comulgar.
El diccionario me dice que comulgar es tomar la comunión o darla (que es lo primero que yo pienso cuando leo esa palabra), y que es también compartir las mismas ideas y sentimientos que otras personas. Primera sorpresa entonces: para mí comulgar estaba relacionado únicamente a la iglesia, desconocía su segundo significado. Me gustaría que en el poema, comulgar se refiriera a este último. En este sentido el éxtasis o la crisis se me harían perfectamente reconocibles. Pero hay un tema: Viel era religioso, con lo cual es fácil suponer que él estaba pensando en el primer significado de la palabra . Discuto una vez más con el texto: Viel seguramente escribió comulgar en su definición religiosa y yo la leo en su segunda acepción.
Entonces son dos las palabras que me resuenan en el breve primer verso: comulgar y éxtasis. Comulgar, leyendo mal su significado. Éxtasis, leyendo mal la palabra.
Sintetizando y despejando llego al binomio: iglesia – crisis. Y acá me freno. La poesía de Héctor Viel Temperley es así, abundante y espesa, como un nadador que condensa toda su energía en cien metros.



Si bien es grande el abanico de temas que utilizó para su poesía se podría decir que hay tres que tuvieron especial tratamiento: la religión, los caballos y la natación
En una entrevista acerca del la frase dijo: “Eso sucedió un día en que estaba terriblemente angustiado y me metí en el Santísimo, la iglesia que está acá atrás del Kavanagh. Sin embargo no soporté estar ahí adentro. Salí, me senté en el pasto, en la plaza, y tuve de pronto una sensación de éxtasis extraordinaria...”






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