LA CELEBRACIÓN (Festen 1998), de Thomas Vinterberg


“Los lazos de sangre ligan, pero no son
suficientes para que otro lleve nuestra carga”
Coran


Por José Binetti.

Luego de compartir estas festividades con una familia, lo bastante disfuncional como para desear ser Jueves en una isla desierta, pude al fin, ver “La celebración”.
La película cuenta la reunión familiar alrededor del sexagésimo cumpleaños de Helge (Henning Moritzen), festejado junto a una veintena de familiares en una opulenta mansión campestre. Allí se hacen presentes la esposa acartonada, sus amigos del trabajo y sus hijos: Michael (Thomas Bo Larsen) es torpe, bruto, un manojo de nervios. Helene (Paprika Steen) es algo así como la joven rebelde del clan que ya no es tan joven ni tan rebelde. Linda que no está, se murió hace poco. Pero es como si estuviera ya que su hermano mayor, Christian (Ulrich Thomsen), se ocupará de revivirla en el momento menos esperado, y deseado, por la concurrencia.
La primer imagen que vemos del film es un certificado de aplicación del dogma 95.
Este es el primer trabajo elaborado bajo las normas de los votos de pureza del grupo.
El dogma 95 es un grupo que se alza frente al cine individualista, que decide uniformar sus obras para enfrentar lo ilusorio. Ellos dicen: “Las ilusiones son todo lo que una película puede esconder.”

El Dogma 95 tiene su manifiesto, que básicamente (pueden encontrarlo completo en muchas páginas de Internet) son diez reglas:

Juro que me someteré a las reglas siguientes, establecidas y confirmadas por:
1. El rodaje debe realizarse en exteriores. Accesorios y decorados no pueden ser introducidos (si un accesorio en concreto es necesario para la historia, será preciso elegir uno de los exteriores en los que se encuentre este accesorio).
2. El sonido no debe ser producido separado de las imágenes y viceversa. (No se puede utilizar música, salvo si está presente en la escena en la que se rueda).
3. La cámara debe sostenerse en la mano. Cualquier movimiento -o inmovilidad- conseguido con la mano están autorizados.
4. La película tiene que ser en color. La iluminación especial no es aceptada. (Si hay poca luz, la escena debe ser cortada, o bien se puede montar sólo una luz sobre la cámara).
5. Los trucajes y filtros están prohibidos.
6. La película no debe contener ninguna acción superficial. (Muertos, armas, etc., en ningún caso).
7. Los cambios temporales y geográficos están prohibidos. (Es decir, que la película sucede aquí y ahora).
8. Las películas de género no son válidas.
9. El formato de la película debe ser en 35 mm.
10. El director no debe aparecer en los créditos.
¡Además, juro que como director me abstendré de todo gusto personal! Ya no soy un artista. Juro que me abstendré de crear una obra, porque considero que el instante es mucho más importante que la totalidad. Mi fin supremo será hacer que la verdad salga de mis personajes y del cuadro de la acción. Juro hacer esto por todos los medios posibles y al precio del buen gusto y de todo tipo de consideraciones estéticas.
Así pronuncio mi voto de castidad.
Copenhague, Lunes 12 de marzo de 1995.
En nombre de Dogma 95,
Lars Von Trier - Thomas Vinterberg

Una vez comenzado el film poco importa si cumple o no estas reglas. Pocas veces tendremos la oportunidad de poder interrogarnos tan descarnadamente sobre la cuestión del padre y la familia como en este film danés de Thomas Vinterberg.
Una y otra vez, los comensales vuelven a la mesa, que se asemeja mucho a un juicio, a reiterar mecánicamente sus rituales (brindis y discursos). Pero en cada nueva etapa de la cena, signada por la llegada de un plato siempre más suculento que el anterior, la ceremonia da otro paso trágico.

Con un dejo teatral (donde la cocina nos recuerda al coro del teatro clásico, o a los Servus de la comedia) la película es claramente una tragedia, en el más literal de los sentidos. Donde pecados y arrepentimientos, pertenencia y fidelidad, los conceptos de familia y de logia son relacionados para cuestionar la moral de una cúpula de poder que construye el discurso de la historia asentada sobre la hipocresía y el ocultamiento. Y es ahí dónde el valor de la verdad emerge en forma pasional. Donde la institución social “familia” es el dispositivo de disciplinamiento que mayor poder ejerce sobre los individuos y sus cuerpos. Para Foucault ”la familia es el soporte de las relaciones de poder y uno de los elementos táctico más valiosos”(Me siento bastante snob citando a Foucault, pero esta película lo demanda
Esta es una de las críticas más importantes y profundas, si el primer eslabón de la sociedad es herrumbroso, no podemos esperar menos del resto. La burguesía europea en decadencia, y sus defectos quedan a la luz, y brillan frente a la cámara, incluso brindamos por ellos, por el error.
Con sobresalientes actuaciones, claramente teatrales, que no fomentan otro lenguaje si no que alimentan al lenguaje mismo del cine. Un gran manejo del suspenso, donde la violencia contenida no podría ser mayor y la sensación de que todo está por estallar se acrecenta constantemente, y mucho humor, esta es una excelente película para verla e irse a la cama con una idea bajo el brazo.

Ficha técnica

Dirección: Thomas Vinterberg
Producción: Birgitte Hald, Morten Kaufman
Guión: Thomas Vinterberg, Mogens Rukov
Actúan: Henning Moritzen, Thomas Bo Larsen, Ulrich Thomsen, Linda Laursen, Lene Laub Oksen, Lars Brygmann, Lasse Lunderskov, Gbatokai Dakinah, Bjarne Henriksen, Klaus Bondam, Therese Glahn, Helle Dolleris, Trine Dyrholm, Birthe Neumann, Paprika Steen
Música: Lars Bo Jensen
Dinamarca 1998 105 min



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