Barton Fink


Por José Binetti







“El artista no es un privilegiado de la vida, no tiene derecho a vivir sin deberes, está obligado a un trabajo pesado que a veces se convierte en su cruz. Ha de saber que cualquiera de sus actos, sentimientos, pensamientos, constituyen el frágil, intocable, pero fuerte material de sus obras, y que, por lo tanto, no es libre en la vida, sino sólo en el arte”
Kandinsky

“La vida de la mente... no hay mapas para ese territorio. Y explorarlo puede ser doloroso. Un dolor del que la mayoría no conoce”
Barton Fink

“Barton Fink”
EE UU - 1991 - Hnos. Cohen.

Barton Fink (Turturro), un escritor de teatro muy exitoso en New York es convencido por su agente para que escriba películas en Hollywood.
En la primera escena oímos el final de la última obra de Barton. Veremos luego, que esa escena de ficción, dentro de la ficción, se funde con la “realidad” dentro del film. Preguntándonos a nosotros, espectadores, donde termina una y comienza la otra, ¿qué imita a que? ¿Es para el autor, acaso, posible escribir de algo que no sea permanentemente autorreferencial?
Barton viaja a Hollywood y entra a su nuevo hogar. Un gigantesco hotel que parece abandonado, aunque todas las habitaciones están ocupadas.
Nunca veremos a otro inquilino que no sea su vecino, Charly Meadows (John Goodman) un hombre regordete y muy amistoso, estereotipo de “hombre común”, y único amigo de Barton en este nuevo mundo.
En el universo Cohen, el entorno se opone al protagonista y es el caso de Barton Fink. La fotografía esta relacionado, desde un punto de vista histórico, con una decoración art decó propia de la década del ’40 en Los Ángeles. Acercándose al imaginario de Edward Hopper, los colores (pasteles, ocres, rojos, verdes, amarillos, etc.) responden a la intención de crearnos incomodidad, llevándonos por distintos momentos anímicos del protagonista, logrando por momentos paisajes surrealistas, internos a los personajes.
Este hotel, esta muy claro, no es parecido a ningún otro hotel. Podemos reconocer en la habitación de Barton su mente, que se descascara, que lentamente va cayendo a pedazos. El mosquito que no lo deja dormir, Meadows o la pareja que tiene sexo, lo afectan profundamente. La habitación de Meadows no la conocemos nunca, como no conocemos hasta el final de la película su interior, cuando en una magnifica escena grita:
“¡Les voy a mostrar la vida de la mente!”
Por otra parte, los espacios del poder son grandes. Donde Barton, fuera de su ambiente pequeño, aparece aplastado justamente por la amplitud. Podemos aquí pensar en directores como Polanski y su película “el inquilino”
Con diálogos muy bien logrados, prestar atención a los “monólogos” que tienen los personajes frente a sus interlocutores, el protagonista se mueve completamente ajeno a los acontecimientos de la realidad, en una constante auto referencialidad. Encerrado en su habitación, en silencio, él espera encontrar al hombre común, cuando al único que va a encontrar es a sí mismo.
En 2001 Joel Cohen respondió a una pregunta sobre los críticos que proveen un exhaustivo análisis: "Esa es la forma en que ellos han sido entrenados para ver películas. La película es intencionalmente ambigua de manera en que ellos podrían no estar acostumbrados a ver"
Por lo cual, haciendo caso a Joel Cohen, les pregunto a ustedes, ¿qué significa la escena final de la película? Por mi parte y por lo bajo pienso en “Carretera perdida” de David Lynch.








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