Socavón, de Luis Cano.

¿Qué? ¿Una foto? ¿De quién? ¿De Marita?
Bueno…es una de… es de Saenz Peña.
¿Saenz Peña?
De una esquina de Saenz Peña.
¿Por qué tiene una foto de Saenz Peña?
Yo viví ahí.
¿En qué calle?
No sé, la calle no tenía cartel.
Pero no hay nada en esta esquina.
No, está vacía.
Tome, es suya. Una última cosita ¿no va a contarme lo que pasó con su mujer?
No, todavía no.




Todavía no
Por Perez Artaso Ariana.

Socavón:
1. m. Cueva que se excava en la ladera de un cerro o monte y a veces se prolonga formando galería subterránea.
2. m. Hundimiento del suelo por haberse producido una oquedad subterránea.
Real Academia española.



Socavón pareciera ser una obra entre tinieblas. Nada es claro, ni para el espectador ni para el único personaje que se planta ante nosotros.
Algo pareciera ser cierto: Marita, la mujer del protagonista, está muerta. A modo de delirio o de mezquino recuerdo, podemos verla: una hermosa mujer acuchillada que repta, intermitente, por diferentes escenarios a modo de pantalla.
Y de ese dato brota otro: a la pixelada Marita se le terminó la vida por culpa de un cuchillo. Curiosamente, su esposo busca ESE cuchillo. Exige que éste sea el mismo, idéntico a aquel que diera inicio o visibilidad a lo confuso. Imposible: parecido podría llegar a ser, pero nunca el mismo. El mismo ya fue usado, se lo llevó Marita puesto y no se compra en ferreterías.
Y todo se vuelve más difícil –para él y para nosotros- dentro de esa entrecortada cápsula esquizofrénica o contagioso estado de shock. Vuelan los datos, demasiado alto, demasiado lejos. Y los ojos del ambiguo viudo los siguen: un aletear de pestañas, un actor que seduce y convence.
Nuestro hombre, perdido en otro plano diferente al estándar en el que nos pareciera vivir, habla desde sí y desde otros, para sí y para otros: policía, ferretero, mujer, suicida en potencia, ¿asesino? Un paranoico que perturba, que habla como un chico que no aprendió a usar el punto y aparte, los guiones ni las comillas. Queremos que se calle, pero también que nos explique.
Nada de esto sucede. Estimo que Cano nunca propone un espectador conformista.



Socavón, obra escrita por Luis Cano, sigue la línea que lo caracteriza: nos insta a mirar, deducir, sacar nuestras propias conclusiones. Agotador o placentero, el espectador tendrá que estar dispuesto a leer la historia a retazos, juntar miguitas y –con suerte- atar cabos.
Tal vez sólo se trate de ver inconexas imágenes sin esperar un colchón ni una respuesta concreta.
Dirigida por Pitu Petrucci e impecablemente interpretada por Carlos Sims, la obra reestrenada en este atípico agosto de 2009, se propone como un verdadero túnel en el cual perderse y encontrarse –aunque más no sea de a ratos-. Un hundimiento del suelo en el que la historia se tambalea y no se deja atrapar, simulando la libertad de lo incoherente.
Habrá que soportar entonces la inmersión dentro de este misterio sin resolver, con un todavía no, con un después te cuento.

Dónde: El Bardo. Cochabamba 743.
Cuándo: Jueves, 21 hs.
Cuánto: 30 $. Si sos estudiante o jubilado 20$.

Para ver más: www.socavon.com.ar

Ficha Técnica

Autor: Luis Cano.
Actúa: Carlos Sims.
Puesta en Escena: Carlos Sims
Dirección Actoral: Pitu Petrucci
Asistente de Dirección: Mariela Coien
Diseño Escenográfico: Manuel Elizondo Hourbeigt
Asistente: Vanina Morsellino
Fotografía: Gianni Mestichelli
Diseño Gráfico: Gianni Mestichelli
Maquillador: Rocío Furmento
Producción Ejecutiva: Mariela Coien & Carlos Sims
Producción General: Manuel Elizondo Hourbeigt
Agente de Prensa: Castillo Arango




Dirección:

jimenarepetto@gmail.com

Ariana Pérez Artaso
capullodealeli@gmail.com

Equipo de redacción:
Marilyn Botta
Carmela Marrero
Guido Maltz

Diseño y moderación:
Pablo Hernán Rodríguez Zivic
elsonidoq@gmail.com

Las opiniones expresadas en los artículos y/o entrevistas son exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Revista Siamesa