Entrevista a Esteban Coletti, actor de Sauna de Ezequiel Tronconi







Por Jimena Repetto




¿Porque decidiste actuar? ¿Cómo te formaste?

Para no enloquecer. En realidad eso lo veo ahora, enfocando el espejo retrovisor. Siempre tuve una energía un tanto desbordante, y la actuación me resultó una forma de darle un cauce creativo a la verborragia y a las emociones intensas que, puestas a rodar así porque sí en la vida cotidiana, pueden ser un tanto peligrosas. Empecé con unos talleres en el San Martín cuando tenía quince y también con María Esther Fernández. En el 2002, arranqué con Sebastián Blanco Leis primero y con Carlos Gandolfo después; fueron los últimos cursos que dictó Carlos. Él me enseñó a no hacerme el boludo cuando algo no pasa en escena, a hacerme cargo, y a volver a empezar. En tal sentido, esa enseñanza funciona como una alarma que se enciende cada vez que en una escena lo único que pasa es el tiempo.

¿Cuál fue tu primera experiencia en teatro?

La Soga de Patrick Hamilton, obra en la que se basó la película de Hitchcock, Rope. Suspenso clásico con un muerto en el baúl; esa trama macabra que Sir Alfred adoraba, nosotros nos mandamos a hacerla en castellano…¡Hollywood en castellano! Tuve una pequeña audición y empezamos a trabajar. Estaba nervioso y emocionado. Lo viví como un arranque, como algo que por fin estaba empezando a suceder, a concretarse.

Hiciste bastante televisión ¿Qué encontrás en el teatro independiente como actor?

Lo primero que me viene es libertad y juego. Pero para ser justo y, salvo algunas excepciones, también encuentro eso cuando hago televisión. Lo que pasa es que en tele esas características aparecen entre la “acción” y el “corten”, ahí está la verdadera libertad. Más allá de eso, hay una maquinaria que te excede y en la cual no tengo incidencia.
En el teatro independiente encuentro un proceso que es bastante parecido a una aventura, que incluye el conocimiento del grupo con el que trabajás, aunque a otro nivel. Hay más obstáculos y menos plata pero si lográs campear esas condiciones terminan transformándose en tus aliadas. Es raro pero, por ejemplo, terminar un ensayo a medianoche, con frío, con un cardumen de bagres cosquilleando el estómago y con el día de cada uno encima, habiendo descubierto algo nuevo, por mínimo que sea, que suma y enriquece la obra, produce un placer de verdad único. Ahí es cuando el juego y la libertad se unen y hacen del teatro independiente algo tan místico y entrañable.

¿Cuáles son tus objetivos como actor?

Aspiro a que la comprensión de aquello a interpretar sea cada vez más depurada con el paso del tiempo; que la conexión con mi cuerpo esté cada vez más despierta. Quiero trabajar para desarrollar un tipo de atención que me permita hacerle lugar a eso que nace desde un lugar auténtico. Y también tengo como objetivo seguir rodeándome de gente con quien tener la posibilidad de complementarme en el escenario. No es tan fácil pero, cuando ocurre, puedo decir sin ponerme colorado que en el teatro hay magia de la buena.

¿Cómo es la relación entre los miembros de este elenco considerando que algunos ya vienen trabajando juntos y hubo varias incorporaciones nuevas?

Ezequiel Tronconi arma buenos equipos de laburo, sabe agarrar el timón del barco y eso es algo que aprendí a admirar de él. En consecuencia, parte del camino está allanado para que las relaciones entre nosotros ganen en confianza y en entendimiento. Nos divertimos mucho trabajando.



¿Cómo fue cambiando tu personaje a lo largo de la trilogía?


Creo que Aníbal cambia en tanto los tonos de las tres obras, si bien tienen puntos de enganche, son bien distintos. En Pelota paleta aparentaba ser un ganador pero si le sacabas el celular y lo hacías transpirar un poco en la bici fija se le soltaba el piñón y recordaba desconsolado a ese poderoso primer amor de la preadolescencia que evidentemente nunca había podido empatar con sus conquistas diarias. En Segundo Set derrapa y, en consonancia con el delirio que guió esa segunda parte, expresa su agotamiento frente a los desengaños amorosos teniendo un affaire con…¡Alf! En Sauna ya está en la lona del amor. Siento que el estado que transita es de una verdad demoledora. Está más grande y más cansado. Y descubre cosas de él que nunca se había atrevido a preguntarse.


En Pelota Paleta y Segundo Set interpretabas a una especie de yuppie un poco cobarde fanático del celular y las chicas ¿Qué nos espera en Sauna?


Bueno, completando lo anterior, puedo decir que lo que pueden esperar de Sauna tiene que ver con una especie de vuelta hacia lo reflexivo. No sólo en Aníbal, en todos los personajes. Llegó el tiempo de hacer los primeros balances. Lo que ocurre es que los personajes siguen siendo un poco torpes para eso…o se cagan en las patas. Es lo que hace que Sauna sea, para mí, la más agridulce de las tres. Pelota, mirando el pasado, estaba cargada de futuro. Segundo Set era una licencia lisérgica, podríamos decir. Acá el futuro llegó y los encuentra literalmente en pelotas.

Si pudieras elegir con quien encerrarte en un sauna, ¿con quien sería?

Con alguien que no tenga al ajo en su dieta de todos los días. Ya saben, en el sauna explotan los olores.




FICHA TÉCNICA DE SAUNA


Elenco:
Sebastián "Berta" Muñiz (Michael)
Salomé Boustani (Agostina)
Ezequiel Cipols (Charly)
Esteban Coletti (Aníbal)
Juan West (Brian)

Escenografía: Pablo Calmet
Diseño de iluminación: Sergio Costessich
Vestuario: Paula Carruega
Música: Onda Vaga
Efectos Sonoros: Sabrina Genzano

Foto: Braulio Pérez Marti.
Diseño Gráfico: Roxana Wechsler
Prensa: Duche & Zárate.

Asistente de dirección: Maite Mosquera
Asistente de escenografía: Dai Gonzalez Maied

Supervisión dramatúrgica: Marcelo Bertuccio.
Supervisión en dirección: Adrián Canale.

Producción general: Fernando Madedo

Dramaturgia y dirección: Ezequiel Tronconi


SABADOS 20:30HS.
TEATRO PUERTA ROJA
LAVALLE 3636
TE: 4 867 4689





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