Gravedad, de Sergio Bizzio



por Nico Pose


Tres militares de la fuerza espacial argentina están en órbita. Han sido enviados en una misión clandestina para tratar de destruir la Luna, ya que de ese modo mejorarían las condiciones climáticas del planeta. Pero todo cambia repentinamente, y de la tranquilidad y la soledad en el espacio la tripulación se ve acosada por el nerviosismo. No se sabe qué va a pasar con ellos. A través de una transmisión-donde ya se intuyen los toques cómicos de la obra-se les comunica que ha habido una revolución en las fuerzas armadas, y que por eso, estarán por tiempo indefinido orbitando en el espacio exterior. Si la trama de la obra parece delirante, va a ser más delirante escuchar los diálogos que mantienen los tripulantes de la nave: El capitán, Delgado, el estereotípico militar serio y cortante; Ulloa, un soñador un poco estúpido como para ser militar, y Rudulfo, la única mujer, que tendrá una activa participación dentro de la obra luego de que Delgado desaparezca en el espacio al tratar de arreglar un desperfecto en la nave.

Si al principio asistimos a las conversaciones triviales dentro de la misión entre Delgado y Ulloa, luego de la transmisión empiezan los miedos, y por ende, las confesiones de quienes presuponen que no les queda mucho tiempo de vida. En el espacio como lugar donde transcurre toda la obra, de a poco comienzan a surgir diálogos que tendría cualquier persona en cualquier punto del planeta. El contraste entre el lugar no habitual y la naturalidad de las conversaciones le imprime a la obra con justicia eso que con se autodefine que es el costumbrismo fantástico. Ya que, en medio de las conversaciones entre Delgado y Ulloa, está el tono de barrio, el afecto de amigos, y se olvida la jerarquía gracias a la situación límite que viven. Con la desaparición de Delgado, entra en escena Rudulfo, la mujer, que desde el momento en que Ulloa quiere tener sexo con ella, para despedirse felizmente de la vida, Rudulfo muestra toda su histeria latente. En esa histeria a flor de piel, Rudulfo le confiesa a Ulloa que lo ha amado desde hace mucho tiempo. Le confiesa que cuando él estaba casado y tenía un taller mecánico ella chocaba el auto todas las noches para que él pudiera tener trabajo, En un extenso monólogo de Rudulfo, donde ella ha hecho todo lo posible para estar con él, tanto y tan exagerado es lo que ha hecho, que su monólogo termina parodiando a los diálogos de las mujeres histéricas y estúpidas del melodrama más novelesco. Así, la obra se va componiendo de diversos materiales para formar el costumbrismo fantástico. Pero para que la obra llegue a su punto más delirante falta el extraterrestre, que se convierte en el amante de Rudulfo mientras Ulloa está atado en la nave. Allí hay escenas como cuando Rudulfo le cocina al extraterrestre-un macho totalmente machista-, mque siente celos por Ulloa, y lo domina con su mente, lo violenta, y lo golpea también. Así Rudulfo encuentra en el espacio al hombre o cosa que tanto había buscado en la tierra. Lo cómico es que el extraterrestre viste un vestido de novia. Rudulfo lo tortura a Ulloa, que ahora sí está enamorado de ella, y le cuenta cómo el pene de su alienígena adquiere diversas formas, y cómo ella goza del sexo más increíble del espacio. En esos monólogos de Rudulfo lo delirante se acentúa, y llega a lo cómico cuando acota cosas como que le dolió un poco cuando el pene se convirtió en arena.

La obra que cuenta con una escenografía simple pero original, juega mucho con los sonidos, y con la música, incluso se da el lujo de poner la voz del delirante Carlos Menem hablando de esos proyectos espaciales de cruzar la estratóstefera. Una historia cómica que ya todos conocemos, más cuando está dicha por un presidente en ejercicio.

Entre lo delirante y la comedia, y el estilo de Sergio Bizzio, sumado a las buenas actuaciones del elenco, la obra es graciosa, dramática, disparatada, y tiene el acierto de mantener al espectador despierto gracias a la gran naturalidad que tienen los diálogos, sin que todo se convierta en un sin sentido gratuito.



Ficha técnico artística

Autoría: Sergio Bizzio
Actuan: Tamara Alamprese, Jorge Almada, Lucas Bianchini, Fernando Gonet
Iluminación: Cristina Cattáneo
Diseño de escenografía: Roberto Peloni
Diseño: Lucas Bianchini
Fotografía: Dana Rodriguez
Asistencia general: Federico Araujo, Gonzalo Torres
Asistencia de dirección: Jorge Almada
Prensa: Tehagolaprensa
Producción ejecutiva: Martín Vatenberg
Dirección: Roberto Peloni

EL BARDO
Cochabamba 743 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Reservas: 4300-9889
Web: http://www.elbardoteatro.com.ar
Entrada: $ 30,00 y $ 20,00 - Sábado - 23:30 hs - Hasta el 26/06/2009

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