por Nicolás Pose
La cantante calva se estrenó por primera vez el 11 de mayo de 1950 en el Théâtre des Noctambules, en 1950. La obra, en ese momento, había despertado la ira de los críticos. Porque era uma obra demasiada extraña, demasiado experimental, donde primaba el non-sense, los juegos de palabras, el escenario totalmente despojado, la ironía constante sobre el teatro tradicional que hasta ese entonces seguía representándose, y sobretodo, los protagonistas parecían ser autómatas, no sólo por sus diálogos sino también por la mímica mecánica y desnaturalizada que le ofrecían a los espectadores.
Se sabe que Ionesco junto a Beckett son los principales representantes del teatro del absurdo, y el mayor mérito que el rumano cosechó fue haber puesto en contacto al público con la estética absurda y del non-sense que uma minoría ya conocía gracias al surrealismo.
La cantante calva nos relata la historia de dos matrimonios ingleses totalmente iguales. Los Martin y los Smith. En realidad, se podría ver un sólo matrimonio, duplicado en el otro. Porque ambos actúan de la misma forma. Así aparece la señora Martin hablando sin pausa mientras su marido lee el diario sin ni siquiera mosquearse para tan sólo emitir un chasquido de hastío cada 20 segundos. En esa primera parte se cifra todo el sentido de la obra, que va criticar duramente la repetición y el sin sentido de la vida cotidiana del orden burgués. Los protagonistas nunca se miran a los ojos, exageración de la visión pesimista de Ionesco sobre la incomunicación que existe entre las personas. De este modo, si los Smith ni siquiera se miran a los ojos, los Martin no parecen una pareja, ya que directamente no recuerdan si se conocen o no, o si han estado juntos la noche anterior. Hasta ese extremo llega la incomunicación y el existencialismo que hereda Ionesco acorde con el pensamiento estético filosófico de los 50. Claro que Ionesco tiene sus antecedentes en Alfred Jarry y en las obras del poeta surrealista Apollinaire.
En la obra también aparece la empleada de los Smith, que a veces corta el hilo narrativo a su antojo, desactivando el artificio teatral. Y un bombero, el personaje más idealista y con cierta esperanza dentro de todo ese escepticismo que rodea la obra.
Dentro de un espacio totalmente despojado, donde la acción de la obra transcurre en un acto único y la escenografía es mínima-tan sólo unas sillas, un sillón, etc.-las actuaciones son el motor de la obra. En una obra nada fácil de representar las actuaciones son muy buenas, y los protagonistas nos hacen reír y a veces nos producen extrañamiento al verlos constantemente con los ojos abiertos como si fueran marionetas. Se destacan las actuaciones de Sergio Cambareri y de Andrés Rojas.
La cantante calva, bajo la dirección de Gabriel Molinelli, entretiene-con una ironía fina y un humor sin lugares comunes-y nos entrega un teatro al que no estamos acostumbrados a mirar todos los días.
Elenco: Cristina Tavano-Andrés Rojas-María Errecaborde-Sandra Camaño-Sergio Cambareri-Sergio Marinoff
Asistente de dirección: Graciela Bonomi
Vestuario y escenografía: Miguel Nigro
Iluminación: Gabriel Molinelli
Música original: Marcelo Ferreyra
Realización de vestuario: Shirley Bentacur
Prensa: Castillo Arango
Dirección y puesta en escena: Gabriel Molinelli
Los Domingos 19:30hs en“El Búho”,Tacuarí 215. Reservas 4342.0885
Entradas: General $ 25 Estudiantes y Jubilados: $ 15