Entrevista a Germán Rodríguez, actor de Rodando.





Por Jimena Repetto



Si de algo se trata imaginar, entre tantas otras cosas, es de tener la libertad de superponer a la realidad un estado invisible e inasible, salvo digamos, por la evocación mental de los sentidos. Rodando, en este sentido precisamente, es una obra que maravilla en tanto provoca que el espectador pueda ir y venir con ligereza de la escena vivida sobre el escenario, a la escena que evoca el personaje. Sin la cautelosa hipnosis de la interpretación de Germán Rodríguez, es difícil imaginar la posibilidad de que tamaña historia se despliegue, en su magnitud, ante la mirada del receptor atrapado. Tal vez sea por eso que Rodando es una visita necesaria. Porque a quien se atreva lo sumerge e incorpora al cuadro sin pedir permiso alguno. Y así como sin quien escuche el sonido no pasaría de ser simples ondas que se disipan, sin quien imagine no se completaría nunca la película que se narra al ritmo de Rodando. Germán habla de los haceres y seres que se conjugan en esta obra, que no por nada ya va en su tercera temporada.

¿Cómo comienza tu relación con Alejandro Acobino? ¿Habían trabajado antes juntos o se unieron para este proyecto?
Con Acobino nos conocemos de la época en que éramos estudiantes de actuación en la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático), aunque íbamos a distintos turnos. En el último año hicimos juntos una revista junto a otra gente de la misma Institución y ahí entablamos una relación más estrecha. Recién en el 2006 nos juntamos a trabajar juntos para lo que luego sería Rodando.

¿Cómo fue el trabajo de escritura del texto y montaje de la puesta con Alejandro Acobino? ¿Qué te permitió aprender y experimentar?
Yo venía de hacer funciones de Ars higiénica, muchos años de trabajo grupal con La fronda y de actuación "coral". Esta aclaración tiene que ver con que nunca se me hubiese ocurrido hacer un unipersonal, hasta que tuve la necesidad de un trabajo de mayor soledad. Tenía ganas de meterme en otra cueva. Desde el 2005 venía bosquejando un texto al que titulé Descartable.
Cuando llegué a mi límite como dramaturgo lo invité a Acobino a sumarse al proyecto. Se interesó en unas cuantas cosas que aparecían en el texto y el resto fue descartado. A partir de ahí empezamos a escribir entre los dos. Ensayábamos en mi casa, íbamos y veníamos de la habitación donde estaba la compu a la "sala hall" donde probábamos el material.

¿Cómo fue el proceso de construcción de este personaje tan peculiar?
El proceso duró nueves meses. Intensos, divertidos y difíciles de explicar: idas y venidas, enamoramientos de textos que luego no funcionaban en el espacio, acuerdos, peleas, charlas al final del ensayo en La universal e interminables llamadas telefónicas según la hora en que nos viniese "la inspiración". Ya más avanzado el trabajo, Acobino tomó las decisiones finales del texto y yo me ocupé más de la actuación. Aunque es difícil separar ambas cosas, con lo que más nos engolosinamos fue con la escritura. Y como la escritura de Acobino tiene una potente teatralidad, "el bicharraco" (definición del personaje según Acobino, cuando la escuché casi dejo el proyecto) fue apareciendo casi sin darnos cuenta. Por suerte, unos cuantos meses antes de estrenar se sumó al equipo José Mehrez en calidad de Asistente Artístico. Su función fue bajarnos de la palmera. José hizo de todo: la gráfica junto a Nico Diab, recauchutó la escenografía y vestuario con el que veníamos trabajando y nos dio flor de mano con la actuación. La obra se terminó de armar cuando Sergio Cucchiara nos iluminó.

¿En qué fue cambiando la obra desde el estreno?
El espectáculo creció mucho desde el estreno. Llegamos un poco verde a esa instancia. Estaba muy nervioso por estar solo en escena, pero sobre la marcha, en la función, con la gente, realmente algo empezaba a pasar que me excedía. El espectáculo creció mucho. El texto es el mismo con ínfimos cambios lo que más se desarrolló, tiene que ver con el trabajo de actuación. Encontrar el tono justo del personaje, un equilibrio para que todo ruede. Viajamos, hicimos funciones en distintos lugares, distintos pùblicos, eso nutre mucho a la obra. Otra gran experiencia que tuvimos en ese sentido, fué participar en "Formación de espectadores", con Ana Durán. Comprobar que el espectáculo funcionaba con alumnos de la secundaria, escuchar sus devoluciones, fue maravilloso.


¿Qué te permitió experimentar y aprender como actor Rodando?
Muchas satisfacciones. Trabajo con amigos, la obra sigue funcionando, viajamos. Y la historia continúa, ahora estamos trabajando con Acobino y con José Mehrez en un nuevo proyecto junto a nuestro grupo "La Fronda"...pero eso, para la próxima.


Unipersonal fílmico.


Starring: Germán Rodríguez
Dramaturgia: Alejandro Acobino y Germán Rodríguez
Dirección: Alejandro Acobino
Diseño de iluminación: Sergio Cucchiara
Colaboración artística: José Mehrez
Escenografía y vestuario: Mehrez – Acobino
Diseño: Mehrez - Diab

Este espectáculo participó del 4to. Encuentro Internacional de Monólogos, La Tigra, Chaco; del Festival Estival de Bariloche y La Pampa, del Festival de Teatro del Sol en Las Grutas, Río Negro y participó del Proyecto Detenidos en Movimiento haciendo una función en la cárcel de Marcos Paz.
También participo de la Fiesta Nacional de Teatro 2008 en la Provincia de Formosa, del Festival Internacional de Teatro en Paraguay y del Festival de Santa Cruz de la Sierra y el de La Paz, en Bolivia en abril de 2009.

FUNCIONES: sábados 21.30 hs.
No Avestruz
Humboldt 1857 PalermoNoHollywood 4777 6956
Entrada general: $ 30 Descuentos a estudiantes y jubilados
Prensa: Caro Alfonso – 4802-4607/ 155-662-6006 – http://ar.mc521.mail.yahoo.com/mc/compose?to=caroalfonso@gmail.com


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