Una obra en construcción
Por Belén Iannuzzi
Matías (Matías Galimberti) está alienado. O eso parece. Pasa la mayor parte del día dentro de la obra en construcción donde está trabajando, luego de haber sido despedido de su empleo anterior. Está tan alienado que gastó toda la plata de la indemnización en comprar una islita de edición para poder, al final, grabar su ópera prima, esa película influenciada por el Dogma 95 y las series norteamericanas que, sospecha, le abrirá las puertas de los festivales de cine de autor más prestigiosos del mundo. En eso llega de visita Mariano (Mariano Miquelarena), su amigo de toda la vida y cuñado –las dos cosas–, dueño de un videoclub y con problemas amorosos con su novia-ex novia-novia Vale.
Planos y contramarcos, una de extraterrestres es una película hecha en teatro, que se ríe de los tics alla Bafici del cine independiente, del do it yourself, de la ingenuidad estereotipada del
nuevo cine argentino, del costado más bonzo del cine clase B: un psíquico que es un agente encubierto de la CIA es asesinado y su viuda engañada para conseguir un código que salvará a la humanidad, todo con la ayuda de los extraterrestres.
El delirio argumental sobre el que gira la dramaturgia, que se construye dentro de la obra, se sostiene en la solidez actoral de Galimberti y Miquelarena, que confunden y despliegan realidad y ficción sobre un escenario despojado en el que se mueven con comodidad. O mejor, en el que disfrutan.
En un registro de humor que encuentra su referente más cercano en el grupo de teatro Los Macocos, Planos... también se ríe de las obras costumbristas que proliferaron en los últimos años en el off porteño; las que se sitúan en algún PH de un barrio bohemio y muestran una y otra vez a alguna familia disfuncional. Así, la obra dirigida por Daniel Fernández viene a traer un poco de aire fresco.
Planos y Contramarcos. Una de extraterrestres.
Sábados, 23 hs.
Auditorio Upebé
Campos Salles 2145, Belgrano