No parí mi amor en Marte.
La noche prosperó en fronteras indefinidas
entre tu boca y la mía,
y el mundo
encendió la gravedad vertical
de los cuerpos
Nos fuimos acercando
como planetas desquiciando sus órbitas
Y nos alejamos
sin ninguna luz para el regreso, arrepentidos
como estrellas muertas
miles de años atrás
Condenamos el designio
de los labios tiranos
por un beso que no sepa hablar
Entonces yo escribí
Nunca más volveré a ver
desorientado por las luces
un pedazo de tu sombra en la mía
Hoy el mundo me estira su mano atroz
y desconsiderada
en un verso que suena a campanas:
no parí mi amor en Marte
Quise que sean los ojos quienes miren
y oídos humanos los que oigan
la quietud del espantapájaros
que habita mi alma
Espanto de los espantos es mi amor
y mi poesía:
echo palabras como cuervos
y graznan -todavía-
el exilio de tu nombre