Ahora que tengo una bicicleta
Llega el día
que me fui
sin antes decirte
tres cosas
nada importantes
las tres cosas,
o al menos
eso parece hoy
que pasaron los años
debajo de los ojos.
En otras circunstancias
me pondría triste
pero no ahora
que tengo tinta en los dedos
que pasaron los años
debajo de las alfombras.
Yo no sé qué decir
sin embargo nunca me callo
maldito hábito
o síntoma
de estupidez.
En otra ocasión
me hubiese puesto triste
pero no ahora
que tengo una bicicleta
que pasaron los años
debajo de las persianas
cerradas de mi dormitorio.
Esto no es un recuerdo
Flotaba, aquel verano me dediqué a flotar
y a cortar flores del jardín de la casa de mi amiga.
El tiempo transcurrió tan lento como pudo.
También llovió. Fue una bendición.
Vos y yo encerrados en mi cuarto;
jugábamos ajedrez, flotábamos.
El mundo se olvidó de nosotros
que éramos altos como palmeras
y vestíamos el aroma de la inocencia.
Yo que siempre fui un incrédulo
tenía un fe terrorista
El verano terminó.
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