Amantes disfuncionales de MujercitasPor Vivian García Hermosi
Tal vez lo único que las une es el encierro. La soledad que se les mete entre los delicados vestiditos al estilo Sarah Key. Son tres hermanas: Birmania, Alaska y Holanda.
Como todas las personas confinadas en un pequeño espacio, las tres aprendieron a entenderse, a inventarse. A crear un código secreto. Cada una de ellas tiene un rol: Holanda es la que lleva las riendas. Alaska es la que escribe. Birmania es la que juega.
Birmania está estancada en la edad de la infancia. Pero a la hora en que llegan las cartas de amor todas son unas nenas. Holanda ríe. Alaska se ilusiona. Birmania las esconde de las demás.
Cada una a su manera vive la soledad que comparten. Porque si bien son tres, cada una está triste. Pero Birmania no tanto. Birmania es la que sigue esperando los regresos, la que sigue pensando de que el mundo allá afuera espera por ella. Es la que sigue creyendo que tiene todo el tiempo por delante. La que no entiende del abandono, la que no entiende de la adultez.
¿Por qué duelen las preguntas de Birmania que Holanda no quiere contestar? ¿Por qué Alaska se aferra a esa silla de ruedas? ¿Las tres están heridas? ¿Qué les pasó cuando eran chicas? ¿Qué es eso que se dice sin decir?
Amantes disfuncionales de Mujercitas, repiten las escenas una y otra vez. Sus juegos nos adentran a su mundo: un mundo pequeño, tímido, pero por dentro dulce y sangrante.
Como una mandarina.
Birmania: Ana Scannapieco
Alaska: Magdalena Grondona
Holanda: Sabrina Gómez
Dramaturgia y Dirección: Ana Lidejover y Melisa Hermida
Vestuario: César Taibo
Producción: Mercedes Longo
Realización de Escenografía: Julián Villanueva
Diseño de Iluminación: Omar Possemato
Música: Jackson Souvenirs
Prensa y Comunicación: Duche & Zarate
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