MAPAMUNDI: DESTINO JAPÓN





Todo el bien todo el mal

Sobre el libro Bajo palabra, de Akira Yoshimura

Por Ileana Kleinman


Me gusta pensar esta historia como una novela de aprendizaje. Si bien este texto, a diferencia de las novelas de este estilo, no se atiene a la tradición de retratar la vida y experiencias de un adolescente -en este caso el protagonista es ya un hombre adulto-, el desarrollo de su personalidad y de la historia permiten catalogar a Bajo palabra dentro de este género.
Bajo palabra, de Akira Yoshimura narra la historia de Shiro Kikutami, un profesor de escuela de Japón que, al descubrir en su propia casa que su mujer lo engaña, la asesina junto a su amante y es encarcelado. La novela comienza el mismo día en que Shiro es liberado y el autor nos lleva constantemente hacia el pasado, para enterarnos de su vida en la cárcel y de la manera en que sucedió el crimen.
Yoshimura elige narrar esta historia en tercera persona, de forma quizás un tanto desprendida, lo cual está en sincronía con las características del personaje. Kikutani, luego de estar más de quince años en la cárcel, debe volver a acostumbrarse a la vida de antes, pero que ya le era ajena. Tiene así que aprender a vivir como una persona “normal”, como un hombre que no está aprisionado y que puede disponer de su tiempo con mayores libertades.
En el aprendizaje que lleva adelante este profesor es importante señalar cómo es construido: es alguien profundamente temeroso y amante de las rutinas. Nunca se arrepiente de su crimen, del cual no habla tampoco. Entonces, una voz más despersonalizada y una prosa sencilla concuerdan con la falta de pasión con la que Shiro comienza a vivir su vida “nueva”, dispuesto a vivir sin amor. Esto concuerda también con la forma en que Shiro aprende a volver a dormir en una cama cómoda, a poder disponer de sus propios tiempos y a volver a trabajar. Va lográndolo.
La novela nos hace saber que pasan los años y que consigue adaptarse, vencer ciertos miedos al afuera y, con el tiempo, reestablecerse y tener un nuevo hogar. Es gracias a Kiyoura que Shiro logra ir pasando con éxito las diferentes etapas de esta nueva educación por la que tiene que transitar para su readaptación y llevar adelante, efectivamente, la última de esas etapas: casarse nuevamente, vivir de a dos una vez más. Shiro medita sobre el consejo matrimonial de Kiyoura y finalmente conciente, se casa con Toyoko, una mujer trabajadora y simple, mucho menos bella que su primera esposa, y que, además, sabe de su pasado. Shiro, entiende que éste es el último paso que debe dar para reinsertarse en la sociedad. Debe aprender, ahora también, a aceptar que de este matrimonio no surgirá una pasión profunda o un gran amor, y en efecto, se resigna a ello.
Tras la boda y los primeros meses de convivencia el aprendizaje parece cerrado, todas las fases completas: trabajo nuevo, hogar nuevo, esposa nueva: Shiro se encuentra disfrutando de la tranquilidad de la rutina conyugal. Sin embargo, las cosas no van a quedar calmas. Shiro no va a querer aprender a darse otra oportunidad para amar ni a dejar que la herida más profunda sane. Quizás algunas cosas no se puedan aprender.

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