Siempre fuiste la razón de mi existir
Sobre la película Escrito en el
cuerpo de Peter Greenaway
Por: Vivian García Hermosi
Dicen que no hay nada peor que una mujer despechada.
Cuando pensé en el tema del despecho me acordé de una escena de The Pillow Book, Escrito en el cuerpo, de Peter Greenaway, dónde a través del recurso del ideograma, de la yuxtaposición de imágenes y de palabras, nos adentramos en un mundo dónde el cuerpo es papel, es pincel, es vida y es muerte.
La película gira en torno de la decisión de Nagiko de publicar su libro, que es también una suerte de diario íntimo. Ella no es una artista convencional. Sus trabajos los realiza sobre cuerpos de hombres.
Rechazada por el editor planea vengarse de él. Convence a Jerome, el joven amante norteamericano del editor. Lo seduce para escribir sobre cuerpo.
Jerome, que es ante todo un narcisista, disfruta ser un sujeto-objeto de admiración. Se presenta ante el editor que, impresionado por la belleza del texto-cuerpo, reanuda sus encuentros con el joven.
Pero Nagiko no tiene en cuenta que podía enamorarse de Jerome. Furiosa, despechada, ella tambien traiciona la exclusividad con el cuerpo de Jerome como papel y como amante. Finalmente, por celos, él se suicida.
En un ritual donde el amor y la muerte convergen dando inicio a la creación, Nagiko escribe su libro más hermoso. Tal vez el más triste: El libro del amante. .
Ella lava, pinta, escribe, sobre el cuerpo muerto de su amante, con dedicación, con tristeza ¿No es la escritura un dialogo con la ausencia de las cosas y su presencia volátil?
Y en un juego exquisito, las luces se tatúan sobre los cuerpos, como la tinta sobre las palabras, que algo intentan decir, aunque no puedan, acerca de la perturbadora relación entre la literatura y el erotismo.