AMORES FATALES

AMORES FATALES

En el alma sólo tengo soledad
Sobre el amor despechado de Federico García Lorca hacia Salvador Dalí

Por Jimena Repetto

De este amor no correspondido han quedados los poemas más hermosos, los trazos finos sobre las huellas del rechazo y la ausencia. Madrid, 1923, Federico García Lorca conoce a Salvador Dalí en la Residencia de Estudiantes, por donde también andaba Buñuel pululando.
Se atraen, se interrogan. Lorca va un paso más allá. No le da coto a las fronteras y se enamora, perdidamente. Juntos se vuelven un magma creativo. Dalí pinta los decorados de la pieza teatral de Federico “Mariana Pineda” que nada menos que Margarita Xirgu protagoniza. Lorca, en 1926, le dedica su “Oda a Salvador Dalí” en “La Revista de Occidente”. Hasta aquí una atracción imposible, un desafío al rechazo. Federico lo busca, lo enreda en las telas de su talento, de sus palabras vestidas con el grito de las sirenas. Dalí se retrae, se aleja. Es un amor hecho de pétalos sin espinas con los que una parte se niega a pincharse.
En 1927 Salvador Dalí y otros organizan en Barcelona una exposición de los dibujos que García Lorca hacía con lápices de colores. En 1928 Lorca publica Romancero gitano. Dalí lo acusa. Considera esta obra retrógrada ante la inminencia de la vanguardia. Federico se retrae, se refugia en Nueva York desde donde escribe el poemario Poeta en Nueva York.
Quedan las palabras. Una carta que Dalí le dedica, antes de que su relación termine convulsionando. En el papel lejano, las palabras resuenan: “Te creo el único genio actual. A pesar de lo burro que soy en literatura, lo que leo de ti me deja muerto”
Un amor sin epitafios, la desesperación del deseo sin cabida. Aquí las fotos, los dibujos, las palabras y los bocetos como el hijo ingrato de una pasión profana con deslices sutiles de una rosa pálida.

Oda a Salvador Dalí . (Fragmento)Los pintores modernos, en sus blancos estudios, cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada. En las aguas del Sena un iceberg de mármol enfría las ventanas y disipa las yedras. . El hombre pisa fuerte las calles enlosadas. Los cristales esquivan la magia del reflejo. El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume. La máquina eterniza sus compases binarios. (…)Marineros que ignoran el vino y la penumbra, decapitan sirenas en los mares de plomo. La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene el espejo redondo de la luna en su mano. . Un deseo de forma y límites nos gana. Viene el hombre que mira con el metro amarillo. Venus es una blanca naturaleza muerta Y los coleccionistas de mariposas huyen. (…). ¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!No elogio tu imperfecto pincel adolescente ni tu color que ronda la color de tu tiempo, pero alabo tus ansias de eterno limitado. . (…)

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