Infancia clandestina, de Benjamín Ávila

Es tranquilizador saber que temas tan dolorosos, como la violencia sistemática aplicada durante la dictadura militar, no se agotan en relatos de explicaciones unívocas. De hecho, el fin de este período marcó el inicio de una producción teórica y artística que ha tejido y por qué no des-tejido, los intersticios de una memoria siempre escurridiza, pero presente y necesaria.
 
En este sentido, la producción cinematográfica fue uno de los espacios privilegiados y más visitados, tanto en la construcción ficcional como documental podemos encontrar textos fílmicos que se proponen como una mirada posible de este complejo entramado. Esto no significa, no podría significar, que se trata de un tema agotado.
 

Infancia clandestina de Benjamin Ávila, es una arista más de este relato. El film asume y acompaña la mirada de Juan, hijo de padres montoneros que debe aceptar y vivir la clandestinidad junto a su familia. Más allá de la preselección para el Óscar, y de la presencia de Luis Puenzo que de manera casi automática lleva a pensar en La historia oficial, la película vale por varios motivos.
 
En cuanto a la construcción cinematográfica el relato sigue la perspectiva de Juan y con él nos quedamos. Los diferentes dispositivos están al servicio del punto de vista, así se articula lo visible y lo oculto, la información y el silencio. Junto a Juan espiaremos los rituales de los compañeros montoneros antes de comenzar cada reunión, la discusión entre su madre y su abuela, los escondites y la ficción necesaria para llevar una vida clandestina. Todo esto de manera fragmentada. El punto de vista es parcial, queda oculto aquello que sucede fuera de campo, a lo que el personaje no puede acceder –y nosotros tampoco-. Esta mirada que se instala en el presente del film, también da cuenta de un pasado que se teje entre los espacios vacíos, el silencio y claro, la subjetividad de los relatos que articulan nuestro presente.
 
Las escenas de violencia entre sus padres y los militares son ilustraciones, animaciones de trazado violento. Este recurso, no sólo rompe con la transparencia, también se propone como otro elemento que nos devuelve la mirada de la infancia, los dibujos, los superhéroes. Tal vez como una alternativa del personaje para configurar un universo complejo y demasiado violento.
 
Es claro que la película tiene todo para ser taquillera, y para ser exportada: un tema revisitado por la historiografía reciente, una historia de amor, muertes, acción, una familia en peligro y algunos momentos demasiado dolorosos como para evitar la catarsis. Pero lo interesante es que esto no agota el diálogo sobre el propio film y menos aún sobre la realidad que representa. De hecho, genera opiniones encontradas y abre una nueva posibilidad de debate para revisitar esos relatos que construyen nuestra memoria.
 
 

Por: Carmela Marrero Castro.
 
 
 
 
 
 
Ficha Técnico-Artística:
 
Director: Benjamín Ávila
Protagonistas: Natalia Oreiro, Ernesto Alterio, César Troncoso, Teo Gutiérrez Romero y Violeta Palukas
Duración: 110 min.
Actores Secundarios: Douglas Simon, Marcelo Mininno, Cristina Banegas, Benjamín Ávila y Mayana Neiva
Guión: Benjamín Ávila y Marcelo Müller
Productor: Luis Puenzo
Género: Drama.
Origen: Argentina.
Idioma: Español.
Distribuidora: Distribution Company.

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