Carbonillas de Marcelo Salvioli



Entre lo inquietante y lo abrupto
Por Pablo Quatrini

Durante más de 2000 años, la filosofía sostuvo las posturas dicotómicas aparentemente insuperables del mundo que algunos teóricos, intelectuales y religiones determinaron, tanto que siempre se ordenó a partir de un sistema de oposiciones binarias. Jacques. Derrida, uno de los pensadores más formidables que ha dado la humanidad, afirmó que también el sentido se configura en los “entres” de las dicotomías, en esos pliegues que éstas generan. Con esa idea comulga la visión de Siamesa al asistir a la muestra Carbonillas del artista Marcelo Salvioli en el Centro Cultural Borges, ya que el sentido está en ese pliegue de significación que la obra conlleva.

La muestra ofrece una cierta visión del mundo y está bien representada: colores grises, de diferentes gamas que van desde el (casi) blanco, hasta el negro más oscuro, y apenas vislumbran los colores ocres. Las técnicas también acompañan a ese sentido: el uso del carbón junto a elementos como la acuarela y el óleo, quizás para contrarrestar a nuevas técnicas o nuevos elementos, este artista apuesta con los otros más arcaicos y vigentes, como el papel.

La exposición está atrapada y es atrapante. Lo primero porque se exhibe en una sala de vidrio, muy inteligentemente iluminada: los grises hacen un buen efecto desde la antesala. Lo segunfo porque no existe la mínima posibilidad de que aquellos círculos y trazos pasen de largo ante nosotros. En cambio, nos invitan a esa (otra) significación posible, a ese intersticio derridiano.

Algunos dibujos tienen número, son el caso de “Torre I” o de “Barricada I”. ¿Tendrán numeración porque continuarán en algún lado? No importa hacia dónde nos conduzcan esas respuestas. La obra sigue, nos lleva, como la vida misma, hasta que, finalmente, todo acaba. El espacio circular construido por Salvioli con sus gigantografías termina de repente. El final no está anunciado, (¿alguna vez se anunció el final?). 

Es la hora señalada, es la hora del crepúsculo, es la hora de la nada, pero también puede ser la hora de la creación, del volver a pensar, de resignificar, de descubrir eso que aconteció hace un instante, dentro o fuera del maravilloso Centro Cultural Borges, un lugar de arte y consumo que, en estas épocas postmodernas, a veces son sinónimos.

Carbonillas está abierta para que cada uno represente – con sus valores y su historia - lo que las imágenes le disparen. Ahí está el verdadero “entre”. Es un buen ejercicio para (empezar) a aplicar.

Lugar: Centro Cultural Borges – Viamonte, esquina San Martín – Sala 26 (segundo piso)
Curadora: Pelusa Borthwick
Horario: lunes- sábado 10 a 20 horas/ domingo 12-20 horas
Cierre: lunes 2 de abril de 2012
Entrada libre y gratuita


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