Ojos cerrados, de AviTantes



La profundidad de los sentidos



Por Perez Artaso Ariana

Si pensamos, junto a Jesús González Requena, que en todo espectáculo hay un cuerpo que trabaja y se exhibe ante una mirada que observa a la distancia, podemos estar seguros de que Ojos cerrados no pertenece a esta categoría.

Para clasificar lo que los AviTantes hacen hay que buscar otros conceptos. En primer lugar, porque este grupo de músicos y artistas formado allá por el ´99 -cuando cada integrante buscaba individualmente seguir diversas vías de experimentación-, cambia las usuales reglas del juego vendándole los ojos al público. Esto de por sí es inquietante. Parece simple, curioso, gracioso. Pero no; cuesta. Vivimos en una era oculocéntrica, razón por la cual la propuesta de dejar de lado la guía del sentido rey es todo un desafío.


Sumado a esto, la distancia necesaria en todo espectáculo se ve jaqueada en Ojos cerrados. La suavidad de la luz calienta la piel en el mundo de los AviTantes, y su música suena para que se intervenga sobre ella, mientras los seres se vuelven palpables, delicados, imaginarios, pero jamás visibles.


Una de ellos –que, muy acorde al estilo del grupo, prefirió mantener su identidad en secreto-, nos contó que el hecho de haber empezado a utilizar la venda para realizar su arte, fue un verdadero hallazgo que marcó un antes y un después de AviTantes. 

“Esto fue en el año 2002 y, a partir de allí (cuando nace Ojos Cerrados), hemos ido sumergiéndonos cada vez más profundo en este camino de la exploración de los sentidos. Y, hoy en día, todo el tiempo estamos en constante cambio, descubriendo recursos nuevos y aplicándolos a las obras, por eso Ojos Cerrados también está en constante evolución”.

De estas últimas palabras se desprenden dos muy importantes: sentidos y obra. Llegamos así al concepto clave: el Teatro sensorial.

Éste tiene como meta despertar los sentidos de los espectadores para que puedan descubrir y redescubrir su entorno, propiciando la aparición de sensaciones inéditas. 


“Los AviTantes no contamos una historia lineal ni utilizamos la palabra, sino que la historia la arma cada persona a partir de sus sensaciones, emociones, sentimientos e imágenes”.

La sutileza en los movimientos, la música y el trato amoroso para con el público son los pilares de Ojos Cerrados. El entregarse, percibir y conectarse con uno mismo, sus objetivos. 

“La gente siente que está dentro de un ambiente de confianza en el cual sentir está permitido, y eso nos lo hacen saber”.

La técnica funciona. Las emociones emergen, descontroladas ante los estímulos. Imponentes voces toman de la mano al visitante, para dejarlo libre una vez que éste se sienta cómodo.

Del otro lado, los AviTantes “sentimos una inmensa gratitud; para nosotros tener alguien con los ojos vendados es un regalo muy valioso.  Somos concientes de la vulnerabilidad que genera este hecho en las personas y las vemos a cada una como un tesoro al que debemos cuidar y estar atentos a cualquier necesidad.  Yo, particularmente, me siento muy bendecida al realizar Ojos Cerrados”, explicó nuestra  AviTante amiga.

Por noveno año consecutivo, esta pieza del Teatro sensorial invita a todos los que deseen experimentar al máximo con sus sentidos, a entrar por un rato en su mundo itinerante que se hamaca entre diversos olores, sonidos, sabores, texturas y afectos.

Dónde: Teatro de la Comedia (Rodriguez Peña 1062)
Cuándo: jueves a las 21hs. Viernes y sábados a las 23hs.
Cuánto: 90$.

Ficha técnico artística

Todo lo hacen los Avitantes.


Dirección:

jimenarepetto@gmail.com

Ariana Pérez Artaso
capullodealeli@gmail.com

Equipo de redacción:
Marilyn Botta
Carmela Marrero
Guido Maltz

Diseño y moderación:
Pablo Hernán Rodríguez Zivic
elsonidoq@gmail.com

Las opiniones expresadas en los artículos y/o entrevistas son exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Revista Siamesa