Tiempo circular, de Alicia Díaz Rinaldi

El flujo infinito

Por Guido E. Maltz

 
Todas las obras de arte deben empezar por el final.
- Edgar Allan Poe.


¿Cuándo llegamos al futuro? ¿Dónde es que termina el pasado y empieza el presente? Tal vez sencillamente no haya final para el pasado, ni principio para el futuro; quizás sólo podamos estar parados en el presente. El tiempo es flujo y continuidad, pero también es infinitud y misterio. Para algunos, transcurre como un río; para otros, el tiempo es una serpiente que se muerde su propia cola.

Revista Siamesa fue el único medio cultural presente en la inauguración de Tiempo circular, la nueva muestra de la artista plástica Alicia Díaz Rinaldi. La exposición nos propone una interpretación personal de la autora acerca del tiempo. Se trata de un punto de vista pictórico que tal vez esté influido por la obra literaria de Jorge Luis Borges. Tiempo circular es la invitación a un universo donde las reglas se rompen al servicio de la imaginación y de la creación estética.


La presentación de la muestra se dio en la elegante sala Mundo Nuevo Gallery Art, dentro de una cálida atmósfera musicalizada por el violonchelista Agustín Uriburu. En el marco de una colección de obras no-figurativas, Tiempo circular nos presenta una suerte de escritura en clave por parte de Díaz Rinaldi. Contrariamente a otras exposiciones que resultan simples conjuntos de obras, esta exhibición da cuenta de una coherencia y complementariedad entre los diferentes trabajos, todos orientados a la expresión de una idea y un sentir acerca del tiempo y del espacio.

En sí, la muestra nos presenta una especie de síntesis de los tiempos. Es la convivencia entre pasado y futuro, una coexistencia a la vez tempestuosa y armónica, pero siempre orgánica. Se trata de la irrupción de la circularidad temporal en un mundo de espacio aparentemente lineal.

Si nos referimos de manera específica a estas obras de Díaz Rinaldi, la mayoría tiene en común dos ejes centrales: la ruptura de simetría y el equilibrio justo entre cosmos y caos. Los lienzos expuestos -de importantes proporciones- introducen al espectador en un mundo de formas geométricas entrecruzadas con retazos de planificada rusticidad. Al contemplar cualquiera de estas pinturas, por momentos tenemos la impresión de estar viendo dos obras en una; es como si un paño estuviera inscripto dentro de otro.

Podemos decir que esa dualidad de los cuadros, este juego de opuestos que se atraen, funciona en dos niveles. Uno de ellos es de carácter más estilístico, mientras que el otro está más ligado a los tonos y a la coloración. En cuanto al primero, por un lado tenemos grandes parches, fragmentos de tela informe que están enmarcados en un espacio rodeado de lineas rectas, figuras bien definidas y formadas. Esos parches son, a su vez, mapas de una cartografía de la tinta. Por su parte, los marcos más definidos son formas en movimiento, marcos cinematográficos en plena explosión visual. Simulan mosaicos irreverentes e imprevisibles que encierran oposiciones y continuidades entre sus figuras.

Otro nivel del que hablamos es el del color. Si bien muchas de las obras son monocromáticas (o al menos están confeccionadas en escalas de grises), la mayoría de los trabajos atrapa la mirada desde sus colores puros. Al vincular luces y sombras -blancos y negros- contra vibrantes tonalidades, Díaz Rinaldi libera en sus obras una auténtica batalla vibrante por el color y la energía. En realidad, más que una lucha pareciera un intenso diálogo entre la candidez y calidez seductora de los colores en estado puro, y la inteligencia más fría y calculadora de los tonos blancos, negros y grises.

Así, de la fusión de estos dos universos surge algo nuevo, algo distinto a todo lo demás. Esos mapas indefinidos, escritos indescifrables de seudo-figuras rupestres, cohabitan en tumultuosa armonía con la velocidad y la modernidad de las diagonales y los colores puros. Díaz Rinaldi consigue que convivan dentro de un mismo universo pictórico esos mapas de otro tiempo y espacio con un contexto moderno y dinámico, más estilizado y despojado que esos fragmentos, pero no por ello menos vivo.

Tiempo circular es una muestra que se revela como la colisión expresiva y la fusión metafórica de dos estéticas. Los cuadros son poderosas ventanas hacia dos tiempos y dos espacios cuya síntesis existe sólo en el presente del espectador.

La exposición está ubicada en Mundo Nuevo Gallery Art (avenida Callao 1870, Ciudad Autónoma de Buenos Aires), del 19 de abril al 19 de mayo de 2011. Teléfonos: (0054) (11) 4804-7321 - Fax: (0054) (11) 4804-7321. Entrada libre y gratuita.

Dirección:

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