Dialéctica infernal, de Gabriel Losa

Imagen: Tus walls papers gratis.

- Bienvenido al infierno, doctor, soy su guía.

- ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?

- Bueno, parece que el último juicio lo tenía muy nervioso y se le reventó un coagulo. Con respecto a la segunda pregunta, ya estaba respondida, ¿qué clase de abogado es usted?

- Es que…

- Déjeme responderle, uno no muy bueno.

- Pero…

- Como decía, bienvenido al infierno; acá va a compartir una eternidad de tormentos con personas igual de malas que usted. Está la vieja que camina con paraguas por debajo de los techitos, el chofer de bus que no para a la noche, el tipo que inventó las servilletas de bar que no absorben, la policía de caminos…

- Pero, esas personas son normales. ¿No está… no sé… Hitler?

- Sí, claro, pero no acá, está en el VIP. Artistas famosos, shows, charlas.

- Ah, ¿y no podría yo ir al?

- Disculpe, ¿acaso usted desencadenó un conflicto que mató a 10 millones de personas? Además las charlas consisten en Woody Allen contándole como conquistó a su esposa/hija una y otra vez, las 24 horas.

- Woody Allen no está muerto.

- No, pero nos debe favores.

- ¿Entonces no puedo..?

- ¿Por qué cree que va a ir al VIP? La única forma en la que usted podría ir al VIP es si odiase ir al VIP, ¿fui clara?

- No mucho.

- Me alegro. Confundir gente es algo en lo que somos especialistas en el infierno.

- En el infierno y en la política.

- Sí, eso dije.

- Bueno, está bien, no desencadené ninguna matanza, pero soy…

- Fue.

- Fui abogado, ¿no existe una forma en la que pueda conseguir algo bueno?

- Buen punto. Las reglas funcionan así: si quiere puede elegir su castigo; si no elige ninguno, lo proporcionamos nosotros.

- Ah, ya me imagino el que dan ustedes, seguro va a ser uno de esos horribles castigos en los que pago en reversa por lo que hice, ¿no? Por ejemplo, si me burlé de la gente voy a tener gente burlándose de mí todo el día, ¿es así?

- Algo así. Como nunca levantó la caca de su perro, el castigo que le figura asignado es taparlo de mierda de perro hasta el fin de los días.

- No, no, no… esperá un poquito. Está bien, logré que una banda de delincuentes quedase libre, mandé preso a un pobre trabajador que persiguió y golpeó al violador de su hija, ¡pero la caca de mi perro siempre la junté! ¡Soy un ciudadano modelo, no voy a pagar por un crimen que no cometí! Soy, fui muy buen abogado para eso.

- ¿Qué quiere que hagamos entonces? ¿Cancelamos caca de perro y lo mandamos a que una banda de delincuentes lo muela a golpes y un violador lo sodomice hasta el fin de los días?

- Por favor.

- Hecho.

- Je je, ésta no sabía con quien estaba hablando.

Este cuento fue publicado originariamente en Los martes miento.

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