A por la bestian pop
Por Nicolás Guglielmetti
Apache lo devoré en un fin de semana. Habíamos ido de pesca con mis amigos, muy futboleros ellos y nada familiarizados con lo que se produce por estos días en el campo cultural. Son lectores de Olé on line, pendejos que recortaban El Grafico para armar sus propios equipos collages en carpetas negras doble anillo antes de ponerle contact. Mucho antes que el 4-4-2 exterminara la inventiva y los potreros de mi fucking city fueran devorados por el mercado inmobiliario. Cuando Cherkis era director, el mismo que Sonia debió fumarse con smile…
El libro tuvo quórum, la lluvia nos obligó a reinventarnos como crupieres y solo ahí podía recuperar lo que había llevado para mis espacios antes de dormir. Recuerdo Argentina jugaba su último partido antes del mundial con Canadá y esa misma mayoría fue la que vaticinó lo que vendría cuando por un momento dejamos la fe y la fidelidad de lado.
Hace una semana, lo recuperé. Alguien que se lo “había olvidado” en el bolso lo trajo.
El libro resistía el desencanto post mundial y reafirmaba cuestiones de la AFA que se dejan entrever. Pero yo ya estaba pasado del tema. Harto del chino Tapia, Fantino, Ruggieri y los tiradores de Elio Rossi, así que decidí entrarle al texto como un ejercicio de lectura. Rastrear los giros y amagos de la bestia pop en la persecuta para con el apache. ¿Con que Budassi me encontraría?
Cada vez que su nombre llega a mis oídos, se me viene la voz del Indio o alguna canción fosforescente de los Gun’s en esos noventas, donde desde el acá teníamos la falsa ilusión de que todo era posible (pasa con todos los pajueranos que nos estamos poniendo viejos ¿verdad? o ¿fue que pasó con todos?). Y usted se preguntará qué carajo tiene que ver la autora de “mujeres de dios” con mis ideas sobre políticas de vaciamiento.
Lo que me pasa con esta rubia, en particular en este libro, fue tratar de buscar en él, el rastro de ese germen que dio origen a una generación literaria determinada 90: Bejerman, Casas, etc., después joven guardia; e ir con ese ejercicio de lectura desarmando otras cuestiones: ver cómo funcaba ese andamiaje discursivo en un formato como el de la crónica.
Pasando en limpio ver cómo ese discurso , fundado en el agite de libros fotocopiados y el trash de una nueva generación de escritores performers, reafirmados con la llegada del blog y ahora aprovechando las corrientes de difusión de las redes sociales, no solo se reconvierte, sino se adapta a un contexto ajeno como es el mundo del fútbol.
¿De qué manera el lenguaje va forjando el formato o viceversa? ¿Será la Budassi de ficción, será una mirada fan ? En el caso de tener acceso a Charly ¿se convertirá en una tiracentros? ¿Será periodista o writter?
En los papeles, por un lado, ella debería readaptar sus modos periodísticos y conservar algunos ya que el periodismo deportivo en si maneja otros códigos que el periodismo convencional, y además, una vez ahí tratar de conseguir un mano a mano con el jugador del pueblo o dar cuenta de ese camino. Las preguntas de Budassi ¿Hablarían sobre fracciones de segundos en el momento de la definición o las opciones de pase que un jugador debe tener en la cabeza antes de que la pelota le llegue para resolver rápido? ¿Budassi será conciente que tiene que crear su propio estilo? ¿Pararse entre la que escribe novelas, la periodista y esa mina que disfruta de ese mundo ajeno y cercano a la vez?
¿Haría preguntas? ¿se dejaría llevar o trasmitiría la odisea de la persecución para así víctima y victimario tomar conciencia? ¿De qué?
Budassi tiene cintura discursiva, con ojos de Madonna y cabellera de Caniggia en gol soñado a Brasil puede sumergirse en otro palo totalmente diferente y mitológico. Ir a la caza de la estrellita del momento en un parque jurasico atestado de buitres que malganado tienen su lugar en el eslabón de la cadena alimenticia del stablishment.
Entonces repasemos buscar el post 90 pop, ergo una evolución en el discurso budassiano, y a su vez superponerlo con el ejercicio que la autora ensaya detrás de esta aparente “nota caza persecución desigual”. Después de todo, los textos no son más que lo que cada uno haga de ellos, refuto dentro de esta línea de pensamiento sin aire y levantavidrio. Ahora, y ya levantando un poquito el calibre-precisión de las analogías, lo que Budassi hace, es sacar un empate afuera. Si se quiere pegarle en una pata a la presa, motivo que frente a tamaña empresa deja un saldo ampliamente positivo. Budassi a lo largo del texto está usando sus armas sin caer en lo obvio y así yendo en contra de esa obviedad, crea su estilo de crónica( un mix entre nouvelle y cuento). Si fuera Diegote diría que “no la mama, ni se pone el casette, ni circunscribe al player a un lugar de homosapiens ni se hace la nena boba”.
Es pilla. No deja de ser y aprovecha el extrañamiento de los demás para sacar un plus. En ese plano ser “escritora” la favorece. Si se dijera periodista tal vez el resto de los animales de la selva no hubieran tenido contemplación. Budassi es tenaz y capitaliza cada pequeño resquicio en el sistema de seguridad de Ezeiza o segmento de duda que causa el mencionado extrañamiento entre los periodistas de los medios “importantes”, para lograr ver al fin su obra concluida, que no es la nota en sí, sino la peripecia de la que ella da cuenta.
Para los que nos criamos con bibliotecas donde los libros forman un mismo plano con la revista de deporte, Apache es ágil, articula diferentes discursos de esa burbuja y funda un estilo diferente. Asiste a lugares comunes como unas fans detrás de un vallado, pero su foco está en otro lado. Piola la vaga y lo suficientemente ágil como para intentar cazarlo. En cuanto a lo de buscar el germen de y los giros discursivos quedé en deuda . Atrapar una bestia no es tarea fácil .
Apache, en busca de Carlos Tevez
Sonia Budassi
Editorial Tamarisco, 2010
Para hacerse de “Tamariscos”en librerías de Córdoba, Bahía Blanca y Buenos Aires ingresá en http://hojasdetamarisco.blogspot.com/search/label/Librer%C3%ADas
Por compra online http://www.capitulo2.com.ar/
