Germán Arens



Los ojos del Cordero de Germán Arens propone textos que vuelven al campo como espacio poético. Con la furia de las imágenes y la contundencia de las palabras presentamos tres poemas que se encuentran en el libro que acaba de editar por El Suri Porfiado.

Acá Germán nos deja un par de poemas que componen el libro:



Roby Arens


A Roby Arens

le tira el camino,

nunca tuvo aptitudes 

para los desempeños camperos.

Un día…

se compró un Renault 12 celeste

al que llamamos “El Anfibio”

y se fue a Buenos Aires

a buscar representaciones comerciales;

después agarró la Ruta 3… .



Pasó por: Viedma, Puerto Madryn, Trelew, Comodoro Rivadavia, Caleta Olivia, Puerto

San Julián, Rio Gallegos. Cruzó el Estrecho de Magallanes… . Pasó por: Rio Grande y

Usuahia. Volvió por: Rio Turbio, El Calafate, Perito Moreno, Río Mayo, Tecka ,

Esquel, El Bolsón, Bariloche. Atravesó la meseta rionegrina. Pasó por: Maquinchao,

Los Menucos, Valcheta. Llegó a Río Colorado. Pasó por La Adela, Algarrobo,

Médanos. Llegó a Bahía Blanca. Pasó por: Berraondo, Nueva Roma, Choiqué y San

Germán. Llegó a Villa Iris llegó al campo.


En homenaje a su retorno

el abuelo carneó un cordero.

Roby permaneció siete días y volvió a salir.

Desde ese  entonces

al de ahora

hace treinta y un años  que se repite.



Razón


Debajo del alero  las calandrias…

a pocos metros

la abuela domestica una garza blanca

como lo hiciera con  el abuelo…

ayer hicimos jabón

con grasa de cerdo a falta de alas,

trabajamos en la huerta…

hay  pulgones blancos, rojos y negros;

tratamos de exterminarlos

con una solución de ortigas en agua

(un kilo en diez litros).


Cosechamos melones escritos…

(Berguer los venderá en el cruce de rutas).

Por la noche,

después de los malhechos

miramos las estrellas…

uno al lado del otro

todos

menos el tío

que se fue para el pueblo

a encontrarse con Diana.



El abuelo


Estoy enfermo.

Recuerdo que soy un hombre viejo

todo el tiempo  dice el abuelo…

lo saben:

mi barba, y mis ojos estancados.

Escucho a los pájaros recién amanecidos

desde el principio de mis días.

A los lados de esta mesa

dejo mi estirpe campesina.

Pronto me iré con los muertos,

quedarán hombres y mujeres en la casa

y quien le dispare a las avutardas en tiempo de siembra.

La vida se hunde en mis sienes.

Por detrás de mis costillas

viene apurando la muerte

y ya no hay vuelta que darle.





Germán Arens

Bahía Blanca 1967. Libros; Pueblada (Ediciones en Danza), Versos de Gabino (El Suri Porfiado), Los Ojos del Cordero (El Suri Porfiado).

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