Desilusiones... De putas y payasos de Nicolás Pérez Costa







Por Jimena Repetto



Una desilusión, de por sí, implica la certeza de un presente que no se condice con las expectativas. Ante una desilusión tal vez haya pocas opciones: o regocijarse en la desesperanza ante el futuro incierto o intentar forjar una nueva ilusión que nos encante. El circo es, por excelencia, el espacio de las ilusiones, donde todo puede pasar, donde cada ser humano se empapa de cierta magia que lo hace hacer volteretas imposibles, cantar las canciones más dulces, sorprender y emocionar. En definitiva, no hay nada más mágico y poderoso, que ese espacio a ser contemplado por ojos que lo miran, se empapan de lágrimas, se arrugan de risa, se paralizan ante la tensión de un giro en el aire. Desilusiones...De putas y payasos de Nicolás Pérez Costa es un musical que cuenta la historia de un circo que pone garra para que no le gane el adiós.

Si el circo puede hacernos sentir, desde los inicios de los tiempos, es porque entre los artistas y los espectadores se genera un pacto único y maravilloso en el cual hay quienes encantan y quienes se dejan encantar, pacto que finaliza en el aplauso. Si el aplauso no llega, si ese sonido no ocupa el espacio del silencio al finalizar la voltereta, para quien está en escena se produce la desilusión más grande: la de haber invertido tiempo, corazón y esfuerzo ante la mirada esquiva que se burla.

Desilusiones...De putas y payasos
es un espectáculo que une música, circo y acrobacia y todo eso junto, pero a la vez es un espectáculo sobre las ilusiones. Un circo vestido en verde y violeta espera, desluisonado, la llegada del público. Entre la espera confusa llega con aires de estrella Tanya, (Lorena García Pacheco) antigua amante del dueño del circo, con quien juega una apuesta. Es así como en el veredicto de Tanya, sobre la interpretación improvisada del circo, se debate el destino de la pareja -quién se queda con quién-.
Tres son ahora las estrellas principales del espectáculo: Sheila (Gabriela Bevacqua), Mayra (Leandro Gazzia) y Greta (Luciana Labunia). Entre cuadro y cuadro, cada uno de ellos contará su historia y en cada historia se presenta una suerte de desilusión ante el estado del arte o los dilemas del amor. Y en este punto, el amor y el arte se unen en una encrucijada. Por estos días, dicen, ya no es cuestión de ilusiones sino de generar un impacto de lo real, la crudeza del hecho por sobre la artesanía de la magia. Y, si en el arte los personajes se quejan del estado de falta de propensión hacia la fantasía, en el amor, duplican el dilema. El arte y el amor parten de un pacto simple, se tratan, ambos de creer que lo imposible es posible. Es así como Mayra no puede ver que quien busca está a su lado, Hipólito, y se dedica, de forma poco cortés, a sacarlo casi literalmente a las patadas. O Greta que proyecta en el fervor sexual de su candidato a un príncipe violeta o Sheila que no acepta que el amor no se puede forzar ni retener sin la voluntad sincera del otro.

El despliegue de piruetas, coreografías y canciones que acompañan a la compañía, se transforma en el sustento vivo de la ilusión. Es meritoria la coordinación de tiempos y ritmos, del movimiento sobre el escenario que se gradúa de modo tal que cada instante genera el puntapié para la siguiente figura. Las habilidades técnicas se destacan gracias a la utilización del espacio en varios planos que despliega la mirada. A su vez, la música original de Nacho Medina es preciosa y funciona como la marea sobre la que nadan los artistas, el clima perfecto entre las clásícas melodías de circo y la adecuación a la historia por momentos triste, divertida y vanguardista.

A ese juego de formas, se le superponen las emociones que genera la historia contada que, en su simpleza y más allá de las constantes intrigas y fugas de género, permite la maravillosa identificación de los espectadores con los diversos personajes.
Es así que todos sentimos un poquito impotencia ante la ceguera de Mayra que siente que nadie la quiere y rechaza las flores de Hipólito (Leandro Silva), la tristeza de Greta que siente que el amor puede ser un feliz engaño, la desesperación de Sheila ante la posibilidad de perder al ser amado y, por sobre todo, la complejidad que se le plantea a Tanya ante la disyuntiva de dejar o no ir a su amor.

Desilusiones... De putas y payasos es un buen espectáculo en el cual se demuestra el esfuerzo de un grupo de artistas por ir tras sus sueños. Sólo queda que se llene la sala y se les dedique el merecido aplauso porque, después de todo, no hay quienes lo merezcan más que aquellos que pelean hasta último momento por generar y conservar una ilusión.








Elenco: (por orden alfabetico)



Gabriela Bevacqua – Sheila

Lorena García Pacheco – Tanya

Leandro Gazzia – Mayra

Luciana Labunia – Greta

Pedro Muñoz – Presentador

Miriam Fontes – Fedra

Agustin Perez Costa – Payaso Inmoral

Leandro Silva – Hipólito



Artistas de Circo:



Gabriel Bezus Espinosa

Lucian Cejas

Florencia Daneu

Federico Fontán

Natalia Isaia

Micaela Martineza

Victoria Pinus

Aldana Queirolo

Florencia Repetto

Marcelo Salcedo

Gloria Villavicencio



Entrenamiento Acrobatico: Gabriel Bezus Espinosa, Luciano Cejas, Agustin Perez Costa

Asistente de grabacion y produccion musical: Anita Frattin

Asistente de direccion musical: Nano Levy Bass, Manuela Aguirre

Asistente de Coreografia: Agustin Perez Costa

Asistente de Direccion: Nahuel Saa

Produccion Ejecutiva: Matías Taverna, Nahuel Saa

Diseño de Vestuario: Gabriela Bevacqua

Fotografia: Hernan Paulos



Musica original, Direccion Musical y Vocal: Nacho Medina

Libro, letras, Coreografía y Direccion General: Nicolas Perez Costa.

Funciones: Todos los martes a las 21:30

Localidades: $ 35.- $50.- $ 70.-

Teatro El Cubo - Zelaya 3053 – Abasto
















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