5 Días sin Nora, de Mariana Chenillo

"Morir, dormir, tal vez soñar. ¡Ay!, ahí está el problema, pues lo que podemos soñar después de despojarnos de esta envoltura carnal debe hacemos reflexionar."
Shakespeare

"Algunos se mueren aún siendo en vida, otros viven después de la muerte"
Valeriu Butulescu




¿Quién va a cargar con el muerto?

Por José Binetti

Ganadora del Astor de oro en el último festival de cine de Mar del Plata llega a estas tierras Cinco días sin Nora, para contar -con mucho humor-, las cosas que no se deberían tomar en broma.

No es de extrañar que esta película que cuestiona todo trato que hacemos cotidianamente con la muerte, sea mejicana. La relación de la cultura mejicana y la muerte es muy antigua, y se desarrolla muy bien en el libro “Idea de la muerte en México” de Claudio Lomnitz.

La cultura mejicana se presenta entonces, una como un espacio extraño en el cual la muerte no es un acto terrible que depare sufrimiento para los deudos, el fallecido y su familia, sino que ocupa un lugar especial como una forma diferente de vida; vida y muerte son complementarias, una no podía entenderse sin la otra.

La representación de la muerte aparece a lo largo de la cultura prehispánica como la eterna lucha entre la noche y el día. Los aztecas representaban esta dualidad a través de dos dioses: Tezcatlipoca, dios de las sombras, y Quetzalcóatl, dios de la luz.

Aunque Tezcatlipoca era el dios del inframundo, simbolizado por calaveras, también significaba fertilidad y esperanza de renacimiento, en vez del terror que habitualmente causaba entre otros pueblos.

De qué otro lugar del mundo sino podría salir un artista como José Guadalupe Posada (quien no lo conozca, búsquelo y luego siga leyendo)

A través del suicidio de una mujer (Nora), Mariana Chenillo nos plantea el universo terrenal de la muerte y las reacciones que ésta genera en el mundo de los vivos. Nos interpela sobre la forma en que tratamos nosotros, los vivos, a nuestros muertos. Sobre qué significa esa frase que acabo de usar; “nuestros muertos”.

¿Acaso la muerte es la forma de cerrar un contrato de alquiler con nuestros cuerpos?
¿Cuerpo que ahora pertenece a otros, seguramente a nuestras familias, y ellos deberán hacerse cargo del habitáculo vacío? Ya veremos.

Luego del suicidio, de la muerte, de un ser querido o no tanto (este es el caso de Nora)
¿Qué debemos/podemos hacer?

Es para responder a esta pregunta que todos los personajes de la historia se desenvuelven y relacionan, se reencuentran y también chocan. Cada uno de ellos lleva su credo y ritual para con los muertos bajo el brazo y lo despliega a lo largo de toda la película.

Más allá de ser una historia bella, graciosa y sobretodo muy bien contada, la película de Mariana Chenillo nos plantea preguntas muy difíciles. Y lo más importante: logra exponerlas con una simpleza, necesaria y difícil de encontrar en el cine actual, para poder profundizar sobre estos temas tan complejos:

¿Cómo nos enfrentamos al suicidio de un ser querido? ¿Puede ser el suicidio un acto de amor? ¿Qué hacemos con su cuerpo? ¿Por qué lo hacemos? Etc.

El suicidio:

Le preguntaron a Diógenes (Diógenes de Sínope 412 a.C. – 323 a.C.) fundador de la escuela Cínica de filosofía:
¿Qué es lo peor que le puede pasar a un ser humano?
Diógenes respondió: Nacer.
Pero… ¿luego de nacer?
Diógenes respondió: seguir vivo.

Claro esta que el cinismo es el mejor amigo de los suicidas, pero busquemos un poco mas allá.

Una persona se suicida. ¿Qué busca? ¿Para qué se suicida?

Cuando una persona se suicida, consideramos este hecho como la necesidad de dejar de vivir, de desaparecer. Pero algunas veces (muchas, es cierto) el suicida lo hace para existir, para poder estar entre nosotros, para marcar su ausencia; este es el caso de Nora.

Nora se suicida para poder estar, para llegar a aquellas personas a las que estando viva no podría. Lo hace para poder dar órdenes y que se cumplan. Nora se suicida para que puedan hacer una película sobre ello.

Y todo esto nos hace recordar aquello expuesto por Durkheim: los suicidios son fenómenos individuales, que responden a causas esencialmente sociales. Se originan, no en el individuo, sino en la colectividad, y son la causa real o determinante de los suicidios.

Para cerrar esta nota, ya habiendo dejado apenas una punta del camino a recorrer y dicho que la película Cinco días sin Nora es altamente recomendable, terminaremos citando a quien más debe saber sobre la película, Mariana Chenillo, que dice:

“La historia se lleva a cabo en un contexto lleno de choques y contradicciones que se detonan unas a otras hasta generar un inesperado desenlace: el único personaje que logra cumplir todos sus objetivos esta muerto desde el inicio de la historia, y aquel que odia con todo su corazón termina por amar con igual o mayor intensidad”

Ficha técnica

Cinco días sin Nora
Méjico-2008-92 min.

Dirección-Mariana Chenillo
Producción: Laura Imperiale
Guión: Mariana Chenillo
Fotografía: Alberto Anaya Adalid
Edición: Oscar Figueroa Jara – Mariana Chenillo
Sonido: Santiago Arroyo - Matías Barberis
Música: Darío Gonzáles
Dirección de Arte: Alejandro García Castro
Elenco:
José-Fernando Lujan
Bárbara-Cecilia Suárez
Rubén-Ari Brickman
Leah-Verónica Langer
Moisés-Enrique Arreola
Fabiana-Angelina Peláez
Dr. Nurko-Juan Carlos Colombo
Rabbi Koloatch-Martín LaSalle
Rabbi Jackowitz-Max Kerlow


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