Un trágico pesar suyo y Pedido de mano, de Gabriel Molinelli.

Bésense y váyanse al diablo.

P
or Perez Artaso Ariana.


Un trágico pesar suyo” y “Pedido de mano”. Las dos historias están buenas. Las dos historias son de Chejov y las escribió allá por el siglo XIX; otra época, otro continente, otro mundo. Y el cambio abrupto de tiempo y espacio choca en el Teatro Korinthio cuando estas dos obras se despliegan bajo la dirección de Gabriel Molinelli.

No hay telón. Eso siempre es atractivo. En el escenario se sienta el público. Eso siempre es amigable y resulta curioso por más que sea recurrente. El espacio es chico y las luces no se apagan. Las historias se dan frente a nosotros sin esos muros erigidos por las convenciones protocolares, pero con el golpe frío de situaciones que nos dejan afuera y la infranqueable barrera de algo que nos suena lejano y ajeno.

Como si fueran sketchs, las dos historias dan gracia, pero pronto entendemos que debajo del disfraz de lo cómico se esconden grandes dramas: dentro de “Un trágico pesar suyo” vive un hombre despreciable que de todo se queja y que, sin embargo, a todo dice que sí. Odioso, abusado, acabado. Destacable la humedad del personaje. La interpretación es contundente: contemplamos a un verdadero infeliz que se derrite.

En “Pedido de mano” la cosa se pone peor. El matrimonio se nos plantea como un irremediable antídoto ante el miedo a quedarse solo –viejo y solo-, dentro del cual ya no hay lugar para la sensualidad ni para el amor, pero sí para las peleas sin sentido, gritos insufribles, algún fraudulento ataque al corazón y un interminable pataleo de novia caprichosa tirada en el piso, de esos que dan ganas de intervenir y susurrar: ya estuvo bueno, arriba, shh ¡Y nos volvemos público activo! Eso, si nos animáramos a salvar a la pobre despatarrada, pero la vergüenza a veces nos vuelve poco misericordiosos.

“Bésense y váyanse al diablo” bendice el padre de la fastidiosa y aturdidora novia. Y, acatando la orden, por fin se besan. Ojalá que sean felices, pero es poco probable.

Dónde: Teatro Corintio. Junín 380. Cuándo: Sábados 23 hs. Cuánto: 25$.

Ficha Técnica

Escritas por: Antón Chejov. Actúan: Un trágico pesar suyo: Pablo Silveira y Leonardo Valsecchi. Pedido de mano: Marcelo Mastrogiovanni, Patricia Lapadula y Pablo Bellusci. Puesta en escena, dirección general e Iluminación: Gabriel Molinelli. Asistentes de dirección: Patricia Lapadula e Isabel Vela. Vestuario y escenogracfía: Miguel Nigro. Realización de vestuario: Shirley Bentacur.

Dirección:

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Ariana Pérez Artaso
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