Por Mariana Levy
Ayer, desde el escenario del Konex, en su espectáculo “De noche” Alejandro Tantanián bromeaba sobre el eclecticismo de su repertorio, de cómo convivían un aria de “La flauta mágica” y un tema de Ricardo Arjona, por ejemplo. Tantanián increpaba al público y preguntaba que por qué resultaba extraño, si todos los días con un control remoto en la mano (o con un mouse accediendo a la gran net) estamos acostumbrados a pasar en menos de un segundo de una cosa a otra absolutamente disímil.
Ese es justamente el criterio de selección que se utiliza para el encadenamiento de los cuadros en la obra de Adrián Ferrán, podríamos decir que cada uno de los temas está “a un click de distancia”. Este criterio que parece muy moderno retoma en realidad algo muy clásico: el espectáculo de variedades, con mago incluído.
“Umo, cabaret mágico” es un espectáculo de mucha calidad, divertido, ecléctico, colorido, pero sobre todo honesto. Es evidente que sus interpretes se divierten muchísimo con lo que están haciendo y que Adrián Ferrán –autor, director, productor general, iluminador y ¡hasta diseñador de vestuario! del espectáculo- se dió más de un gusto personal en la selección de las canciones para cada uno de los cuadros. Y eso desde la platea se disfruta mucho. Aunque uno no deje de preguntarse “¡¿cómo se le ocurrió usar este tema?!”.
Pero la incredulidad dura poco, un poco más dura la decepción por el playback que acompaña casi todo el espectáculo –sobre todo porque los pocos temas que están cantados en vivo ofrecen excelentes interpretaciones-. Pero incluso el playback tan molesto al principio se empieza a agradecer promediando el espectáculo cuando se entra en el código lúdico, paródico y festivo que recorre los cuadros. En este sentido es como si nos transportáramos a las mejores épocas de los shows de travestis de El Dorado o de El Morocco, nada más que con más producción, más participantes y mejores vestuarios, pero con el mismo nivel de delirio, desparpajo y talento rebosante.
¿Hace falta aclarar que me encantó? Y creo que me gustó tanto porque me sorprendió, no esperaba gran cosa de un espectáculo en una sala que no es suficientemente grande para un musical a gran escala, pero incluso esto el espectáculo lo toma a su favor creando un clima intimista y de complicidad y poniendo bastante énfasis en la actuación y los pequeños gestos que acompañan el baile, cosa que en una sala más grande se hubiera perdido. El único lugar mejor que se me ocurre para albergar el show es un cabaret real, con mesitas y mozas sirviendo whisky.
Un párrafo aparte merece la ¿“primera vedette”? Chachi Telesco. Tampoco esperaba gran cosa de ella después de su mediática aparición teniendo sexo por you tube y su aún más mediática desvinculación de High school Musical, la selección, hechos que hicieron que aprendamos su nombre –y un par de cosas más-. La señorita Telesco no solo está a la altura de la calle Corrientes sino que no sé si la calle Corrientes va a estar a la altura de Miss Telesco dentro de un par de años. Talento y belleza por donde se la mire, pero de los buenos, de los que vienen con la explosiva combinación de dotes naturales y evidentes años de estudio. Me siento en la obligación de disculparme por mis prejuicios.
Y el broche de oro del espectáculo, y el súmun del playback –con diálogos doblados al español incluídos- es la recreación paródica de Cenicienta versión Disney con Adrián Ferrán en el rol de Cenicienta. Ya es hilarante de por sí, pero si a esto se le suma que en el elenco hay alguien a quién Disney enterprises echó de uno de sus programas por no entrar en sus cánones de decencia o algo así, se le suma al humor un plus de gustito a revancha que para quién capte el chiste es más que festejable.
Ficha técnico artística
Autoría: Adrián Ferrán
Actuan: Adrián Ferrán, Marcelo Iglesias, Bruno Lázzaro, Diego Nocera, Horacio San Yar, Fernanda Telesco, Emanuel Zaldua
Iluminación: Adrián Ferrán, Jorge González
Peinados: Eduardo Magali
Diseño de vestuario: Adrián Ferrán
Diseño de escenografía: Pablo Queipo
Realización de escenografia: Pablo Queipo
Realización de vestuario: Enrique Betancourt, Pablo Simón, Remy Villalba
Realización de pelucas: Roberto Mohr
Fotografía: Jorge Miño
Asistente de producción: Gisela Corizzo
Producción ejecutiva: Cipriano Velazquez
Producción general: Adrián Ferrán, Cipriano Velazquez
Colaboración artística: Emanuel Zaldua
Jefe técnico: Luís Ventinelli
Coreografía: Bruno Lázzaro
Dirección: Adrián Ferrán
Prensa: Duche & Zarate
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