Por: Jimena Repetto
Tesa (Katja Alemann) es una mujer que baila como los colibríes en el aire. Mueve sus manos, se para en un pie y se deja llevar vestida de rosa por la música que sale de un piano. Leonardo (Carlos Lipsic) , el pianista, posee una enfermedad extraña que lo amenaza, como la música al silencio. Entre ambos pareciera haber una proximidad y un abismo, ante la conjunción de la música se interpone una distancia irremediable. Él toca para ella, la mujer de su vida. Pero ella, a su vez, pareciera bailar sola, suspendida, alejada.
Pero algo más inquietante todavía sucede cuando del piano sale un hombrecito (Gerardo Baamonde), simpático y de flores en el ojal. Tesa lo ve, lo escucha, baila con él. Leonardo lo ignora. Inquieta ver la cabecita del intruso asomándose del piano que suena. Desesperan las crisis con las que Leonardo enfrenta su enfermedad. Y Tesa baila, se arregla el peinado, se prueba zapatos de taco y un vestido violeta.
En la puesta se privilegia el movimiento con el que los actores acompañan sus sentires. Se siente la tensión con la que la enfermedad y el amor se exponen entre los pasajes a la ficción.
Del piano no sólo sale la música, sino aquél a quien Tesa abraza. Y, en eso, la danza y el amor se encuentran y algo de los personajes tiembla, porque ¿qué es el amor si no un abrazo entre dos?
Tesa -Katja Alemann
Leonardo - Carlos Lipsic
El Hombrecito - Gerardo Baamonde
Escenografía: Julieta AscarVestuario: Osvaldo Pettinari
Iluminación: Sergio D'Angelo
Música Original: "Romántico" (variaciones) de Juan del Barrio
"Conversaciones Conmigo Misma" de Katja Alemann
Producción Ejecutiva: Rosalía Celentano
Dirección: Sergio D’Angelo
Realización de Vestuario: Lidia Benitez
Diseño de Piano: Carlos Lipsic
Realización de Piano: Mader Home
Difusión: Duche & Zárate