Poesía, melancolía y sueño en el Japón medieval

Por: Liliana Ponce


En el Japón medieval, que abarca aproximadamente los siglos X al XIV (sus límites son discutibles), ya están las bases de una literatura elaborada y sutil que recurre a las posibilidades tanto de la lengua como de la escritura. La poesía japonesa prácticamente no ha usado la rima, pero el ritmo otorgado por la rigurosidad métrica y la brevedad de sus versos otorgan a las composiciones una belleza singular, que resulta siempre reticente a las traducciones. Esta brevedad está sostenida en las propias características semánticas y morfológicas del japonés, y de hecho, la prevalencia de raíces bisilábicas posibilita términos y frases organizados por yuxtaposición y elisión, impensables en las lenguas romances.

En este período, la clase guerrera detentaba el poder político, mientras la corte imperial mantenía algunos privilegios y creaba pautas culturales alejadas de las vivencias populares y las problemáticas cotidianas. Los emperadores y miembros de la nobleza protegían a grupos poéticos, a menudo rivales, que trataban de imponer sus propuestas estéticas. La escuela artística Nijô y sus contrincantes, la Kyôgoku y la Reizei, impregnaron el panorama de la poesía medieval de Japón.

Entre estos autores, sobresale la poeta Kyôgoku Tameko (n?- m.ca. 1316), quien como muchos de los de su época, es muy poco conocida en Occidente. Era hermana del destacado poeta Kyôgoku Tamekane y casi nada se sabe de su carrera oficial. Comenzó a servir en la corte desde muy joven y en su madurez alcanzó gran reputación en las reuniones literarias.
Su poética amorosa y sus observaciones, intelectuales y reflexivas, marcaron una profunda diferenciación con la producción de la escuela Nijô. Tameko escribió en una época anterior al desarrollo del haiku; sus poemas, como los aquí reproducidos, están construidos en la medida del tanka o waka, es decir, treinta y una sílabas, distribuidas en versos de 5-7-5-7-7. Aparecen en ellos términos y construcciones que, reiterados y polisémicos, resultan muy difíciles de traducir para aproximar sus múltiples alusiones y referencias; de esto son ejemplos, en los textos transcriptos: yûyamakage, que comprime “atardecer”, “montaña” y “sombra”, o shitamizu, que une “debajo” o “abajo” al sentido de “agua”, y el complejo aware, que indica “tristeza”, “melancolía”, pero también “piedad” y “compasión”. Así, la síntesis de los fonemas se contrapone a la multiplicidad de los sentidos, rasgando y acumulando objetos del mundo y de los sueños.



1,

kaze no oto ni
suzushiki koe o
awasu nari
yûyamakage no
tani no shitamizu

Al ruido del viento
se une un fresco sonido:
el del agua que corre
abajo, en el valle,
a la sombra de la montaña, al atardecer.

2.

hito mo yo mo
omoeba aware
iku mukashi
iku utsure shite
ima ni nariken

Pienso con melancolía
en los hombres, en el mundo:
¡cuánto tiempo ha pasado,
cuánto han cambiado,
hasta ahora!

3.

Omoitsukusu
Kokoro yo yukite
Yume ni miyu na
So o da ni hito no
Itoi mo zo suru

¡Cómo querría
ir hacia su corazón
y seducirlo en el sueño,
y así, por fin,
hacer que mi amado cambie!

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