Salomé de chacra, de Mauricio Kartun



“La pasión criolla es un cuadro pintado en el aire”.

Cuenta la anécdota que Mauricio Kartun caminaba distraído por la calle, cuando un cartel llamó su atención por su curiosa inscripción. Salomé de chacra, decía. Como un personaje de dibujos animados, imagino que el autor refregó sus ojos con las manos cerradas en suaves puños y volvió a mirar para que la realidad desplegara al fin su lógica: salame de chacra, se anunciaba con claridad publicitaria. Pero la flecha ya estaba lanzada y la imaginación disparaba su carrera.

Condensación del cuento bíblico y El matadero de Echeverría, el mito vuelve a empezar. La machina retoma su trabajo, pero esta vez en una chacra de la pampa argentina, in media res y durante un día festivo de carneada.

En la creación de Kartun, Herodes sigue el legado de su medio hermano -mayor y muerto-, Aaroncito. De él junta las migajas, los juguetes rotos, la ropa usada, la cuñada vuelta esposa, despojada ya de toda belleza iniciática. Para mantener el orden de la tapera heredada, el bastardo intenta acallar la voz que clama en el campo sus verdades rojas, convulsionando a la peonada. La puesta gira así en torno al aljibe, centro del escenario y de la acción dramática: la cárcel de Juan el Bautista.

De la bruma londinense a la humareda del chacinado local, Salomé vuelve a enloquecer a su tío devenido en padrastro y al gringuete (suerte de corifeo interpretado por el genial Guzmán), extorsionándolos con su bailecito sensual de guantes rose. La vox del preso emerge del encierro para envenenar a la diosa que danza: la nueva cautiva del discurso inmoral, anticonstitucional, de Juan el Bautista. Éste se niega a mirarla desde su oscuro recinto, dejándola afuera de la tierra preciada: su cabeza. Herida de muerte por el desprecio, Salomé irá por el cofre perfecto de la peligrosa palabra, instigada por una de las mujeres más brutas de la oligarquía campera, Cochonga, su madre.

Foto: Carlos Furman.
La tragedia paródica se consuma en un escenario coronado por cientos, miles de flores enhebradas por Norberto Laino. Cada objeto exhibido tiene su significado propio y da a la mirada la libertad del paseo y la reflexión. Perderse en la escenografía es un riesgo placentero al que no hay que resistirse.

Salomé de Chacra va por su segunda temporada, fue estrenada en 2011 y hoy puede vérsela en el Teatro del Pueblo, a sala llena cada vez, así que hagan sus reservas, que vale la pena.


Dónde: Teatro del pueblo, Av. Roque Sáenz Peña 943.
Cuándo: viernes a las 21:00; sábados y domingos a las 20:00.
Cuánto: 70$.


Texto: Ariana Perez Artaso.


Ficha técnico artística

Actúan: Stella Galazzi, Osqui Guzmán, Lorena Vega y Manuel Vicente.
Vestuario: Gabriela A. Fernández.
Escenografía: Norberto Laino.
Iluminación: Alejandro Le Roux.
Diseño sonoro: Tian Brass.
Asistencia artística: Lorena Ballestrero y Gabriela A. Fernández.
Supervisión coreográfica: Luciana Acuña.
Dirección y dramaturgia: Mauricio Kartun.

Dirección:

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