Blanche et rouge
Por Jimena Repetto
Una vez más Blancanieves muerde la manzana y esta vez en las páginas del gran ilustrador Benjamin Lacombe. Editorial Edelvives presenta un libro álbum con una versión única de este cuento, digna de pasar de mano en mano hasta que las páginas se marquen de tiempo. Este libro encierra un artista en cada ilustración, transformando lo conocido en impredecible. Tal vez, el libro más bello de la biblioteca, diría el espejo.
Benjamin Lacombe, todavía, no tiene 30 años. Francés y así, tan joven y tan parisino, es uno de los ilustradores literarios que ha sabido encontrar un estilo propio, tan propio, que el mundo se vuelve suyo. Lacombe saca del papel conejos blancos, cuervos de ojos agudos, princesas encorsetadas. Pequeño mago de grandes trucos, aquí ilustra a Blancanieves.
¿Quién es esa chica?
Blancanieves es un relato que se ha contado por generaciones, tantas, que nuestros abuelos lo escucharon y, es de suponer, los chicos de hoy cuando tengan arrugas se lo dejarán a sus nietos. Versiones más crueles, versiones más adulcoradas, todos escuchamos sobre la princesa pálida que recopilaron los hermanos Grimm; vimos a la bruja malvada en la versión que Disney nos trajo en “Blancanieves y los Siete Enanitos”; y aprendimos así que no hay que abrir la puerta a extraños y que siempre aparece un príncipe cuando todo falla.
Aquí la princesa blanca aparece etérea y de labios carmín. Pero ella no es nada sin su bosque encantado con enanos indignados por su visita y una reina malvada que se empeña en ser la más linda del reino. En manos de Lacombe, la atmósfera es sombría, sin dejar de brillar con una extraña hermosura.
Este libro, de gran formato y páginas a todo color, es uno de los que toman las visitas cuando buscan asaltar la biblioteca de casa; es el que seduce en las vidrieras de las librerías y hacen entrar a los paseantes para hojearlo. Si es para chicos, importa poco, porque es digno de un capricho para grandes.
