Entrevista a Ana Frenkel y Mariano Pensotti, directores de SUCIO




Por Jimena Repetto




En la publicidad, sólo la ropa es merecedora de un lavado y se encara una batalla con productos de limpieza, archiconocidos y mega remixados, contra ese enemigo externo llamado “suciedad”. Estamos tan acostumbrados a ver madres jóvenes lavando ropa por televisión, que proponer que tres hombres se enfrenten a varios lavarropas en el escenario de un teatro se presenta como un desafío a los estereotipos que los medios masivos imponen.


Durante el tiempo que dura el lavado de los tres personajes (interpretados por Guillermo Arengo, Carlos Casella y Juan Minujin) el quiebre se extiende. Pareciera que Sucio, obra dirigida por Ana Frenkel y Mariano Pensotti, juega a desarticular géneros y convenciones.
Los personajes esperan que las máquinas quiten las manchas de su ropa. Mientras, a través de la fusión entre la danza, el canto y la actuación, ellos confiezan y comparten angustias, culpas e impurezas. La comedia entonces se interrumpe y se presentan momentos de tensión ante el relato de cada uno de estos hombres, que han ingresado a la adultez y son capaces de contar sus necesidades y carencias.
Para el espectador, queda enfrentarse al reto que desde la dramaturgia y la dirección se propone. Cuando el espectáculo termine, deberá tomar registro crítico de la experiencia que, inevitablemente, sacude a quien se siente en la butaca. Ana Frenkel y Mariano Pensotti cuentan cómo fue la construcción de esta peculiar obra que desde 2007 expone a tres hombres despojados.



¿Por qué deciden ambientar la obra en un lavadero automático?¿Fue un punto de partida? ¿A partir de la construcción de los personajes encontraron el espacio o surgió en el desarrollo de la creación grupal?
Un poco las dos cosas. Queríamos que hubiera un lugar que contuviera a estos personajes. Un lugar que permitiera que unos desconocidos se relacionaran, interactuaran. Nos gustaba que fuera un lugar con cierto realismo, reconocible, pero que a la vez nos diera la libertad de que sucedan en él cosas muy inesperadas. Pasamos por muchas opciones que no nos convencían. En algún momento del proceso apareció la idea del lavadero automático y todo empezó a cerrar. Nos pareció muy atractivo además el límite temporal que impone: los personajes llegan, ponen su ropa a lavar y tienen el tiempo que dura el lavado de un canasto de ropa sucia para conocerse, contarse cosas, relacionarse. Además, un lavadero automático conlleva cierta idea de soledad, de algo que uno hace solo, e, inevitablemente, de lugar donde se lava algo que está sucio, que no es puro...


¿Cómo surge la idea de trabajar con los estereotipos masculinos, sus temores y sus angustias?
Desde el principio la obra se planteó para ser actuada por tres actores, tres hombres. Fue el punto de partida. Y un poco inevitablemente cierta idea de "lo masculino" fue apareciendo. No intentamos de todas formas construir estereotipos, no nos interesaba demasiado que cada personaje encarnara una "idea" o imagen de la masculinidad. Siempre trabajamos en lo específico de esos personajes puntuales. Pero es cierto que casi sin que lo buscáramos cada uno de los tres personajes fue desarrollando un tipo particular de problemática en su relación con la masculinidad.


La construcción particular de la comedia musical llama la atención ya desde la elección de los personajes, ¿cómo surgió la idea de trabajar el género? Es muy interesante cómo desde el humor, se llega a los puntos narrativos en los que los personajes realizan una suerte de catarsis que remite a la tragedia.
Desde que empezamos a trabajar nos interesó tomar ciertas cosas de la comedia musical, incluso emparentándolo con su antepasado prestigioso la ópera. Sobretodo en el sentido de usar las canciones y los momentos coreográficos como algo narrativo, que nos sirviera para hablar de los personajes y sus emociones y no como algo decorativo. Y, por supuesto, que también nos interesó violentar un poco las convenciones de los musicales, metiendo estos personajes y sus historias, a veces muy oscuras y extremas, en un código que muchas veces genera humor y liviandad.


Se nota un trabajo muy coordinado de los actores y se sabe que es una creación colectiva ¿cuál fue el desarrollo del trabajo en grupo y cómo fueron ensamblando los testimonios con los aportes musicales?
Es una obra donde el trabajo creativo de los actores es fundamental. Si bien durante el proceso hubo momentos donde cada uno de los directores se hizo cargo de aspectos específicos (Mariano de los textos, Ana de las coreografías) siempre fueron cosas que luego pasaron por el filtro de lo colectivo hasta que los actores se apropiaran de cada elemento que se iba proponiendo.

¿Cómo trabajaron para unir en equipo el desarrollo dramatúrgico con la danza?Fue justamente uno de los puntos que de entrada nos planteamos: cómo armar una obra donde la dramaturgia y el movimiento físico funcionen como elementos narrativos con un mismo valor. Durante el proceso de creación y de ensayos decidimos tomar los relatos que narran los personajes, las coreografías y las canciones como distintas formas que tienen los personajes de contar lo que les pasa y sus historias. Es por eso que los momentos musicales o de movimiento no funcionan como "separadores" de los textos sino que se integran y, al menos en nuestra intención, cobran un mismo valor narrativo. Sabíamos desde el principio que, por venir los dos directores de poéticas teatrales bastante diferentes, la unión de esos dos universos iba a ser lo más complejo y a la vez lo más interesante.

La obra recibió muy buenas críticas y premios, a nivel personal, ¿cómo vivieron la recepción que tuvo y tiene?
Con mucha alegría, por supuesto. Fue un trabajo y un proceso largo y a la vez muy placentero, de mucha diversión. Es una grata sorpresa que a la gente le guste lo que a nosotros nos gusta hacer.






Un trabajo colectivo de Frenkel - Casella - Minujín - Arengo - Pensotti


Música original: Diego Vainer

Luces: Gonzalo Cordova

Escenografía: Ariel Vaccaro

Vestuario: Guido Lapadula / Agustín Bossini Pithod
Asistente de dirección: Juliana Piquero - Julián Petrucci
Asistencia de producción Soledad González Azurrey

Producción ejecutiva: Paula Baró p/ Tónicas
La obra cuenta con el Subsidio "El INT presenta".


Funciones: Viernes y sábados 23:30

Localidades: Desde $ 40.-

El Cubo - Zelaya 3053 (entre Anchorena y Jean Jaures) -
Abasto
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